Paysandú, Sábado 11 de Enero de 2014

No sólo hay que hablar de turismo

Opinion | 05 Ene El venidero jueves, las intendencias de Salto y Paysandú harán la presentación de verano de Destino Termas, en el balneario Punta del Este. Ahí se expondrán los atractivos turísticos de todos los centros termales de la región compuesta por los dos departamentos.
No quedan dudas que los centros termales del vecino departamento llevan una abismal ventaja a los sanduceros, apoyados por inversión privada respaldada por acciones desde la Intendencia de Salto.
No puede desconocerse que la Intendencia de Paysandú ha actuado desde la gestión, interesando a inversores para construir e instalar un spa en termas de Almirón, iniciar la construcción de un hotel 4 estrellas en el mismo centro termal, y rematando solares en Guaviyú y Almirón para aumentar la oferta de alojamiento. Es cierto también que ha retomado el proyecto de centro termal en los excorrales de abasto, aunque hasta ahora es sólo una idea. Y que acaba de privatizar la explotación de los moteles municipales en Guaviyú que, sin inversión (municipal), estaban en calamitoso estado.
No obstante, si hay un área donde la intendencia sanducera no ha alcanzado logros significativos es precisamente en la de turismo. Las razones son múltiples y ciertamente también involucran a los operadores privados. Pero esencialmente se parte de una clara y preocupante falta de planificación desde la respectiva Dirección, durante todo el presente período de gobierno, pero incluso desde mucho tiempo atrás.
Si no hay una planificación desde el gobierno departamental y una clara “política de gobierno”, es evidente que los inversores privados no querrán para si la responsabilidad de planificar e invertir.
Mientras bien cerca nuestro, al otro lado del Uruguay, Colón es nuevamente centro turístico de primer nivel para los porteños. El 2 de enero ingresaron a la provincia de Entre Ríos 60.000 vehículos. Días antes el gobernador se había reunido con todos los presidentes municipales para ajustar detalles de la temporada y ver dónde era necesario mejorar la inversión.
En Paysandú parece que salvo por la ola de calor pocos se han enterado que el verano ha llegado y que es una enorme oportunidad para generar turismo y gozar de las divisas que deja.
Para empezar, el mismo 8 de diciembre se cometió el papelón de no inaugurar la temporada estival por temor a una tormenta que jamás llegó. En situaciones como esa, resulta sumamente extraño suspender un día antes. Si se debe hacerlo, la decisión se toma “sobre la marcha”.
Conclusión, que la inauguración de la temporada de playas pasó totalmente desapercibida, sin pena ni gloria y compitiendo con la prueba de admisión del carnaval sanducero, que se desarrolló a pocos metros de distancia.
Pero lo más preocupante sigue siendo la falta de una verdadera política de turismo. Ni siquiera hay que ser tan ambicioso y pensar en el departamento, sino tan solo en nuestra ciudad. La belleza de nuestra costa no tiene discusión. Pues bien, la zona circundante, en lugar de lotearla para construcciones destinadas al sector, se usó para terminar con asentamientos de personas de escasos recursos. Que merecen sin dudas una vida digna, pero que hoy ocupan los terrenos más codiciados para un pretendido desarrollo turístico o al menos, urbanístico.
Esa nula planificación, sin ir muy lejos, queda reflejada en ausencia de servicios en la única playa sanducera habilitada. Salvo lo esencial, como servicio de primeros auxilios y de seguridad, además de los paradores que están ahí desde años anteriores. Hay también guardavidas; ahora descubrirlos es casi como la Búsqueda del Tesoro porque mangrullo no hay, apenas una ruina.
Nada más. Incluso es tal la falta de coordinación que este año --a casi un mes del comienzo de la temporada-- ni siquiera se sabe qué actividades habrá --si es que las va a haber-- en la costa. Quizás, y solamente quizás, algo se sepa a mediados de mes. Y, bien se sabe, no participarán los grupos musicales de la propia intendencia porque --oh maravilla-- se toman licencia en enero, precisamente un mes donde deberían realizarse conciertos y actuaciones por doquier, como en toda ciudad que no solamente hable de turismo, sino que actúe en consecuencia.
Paysandú es muy bueno en expresar deseos de convertirse en polo turístico. Eso, reconocerse debe, algo ha logrado, como las ya indicadas inversiones privadas. Sin embargo en otros lados donde se habla menos de turismo, se concretan más cosas. Ejemplo: Villa Soriano a pleno con su muelle recién inaugurado, catamarán turístico con paseos por el río Negro, la “capital del Jazz”, las más de 100 embarcaciones de lujo que visitan Mercedes cada temporada, competencia internacional de motonáutica, y demás, en Soriano, cuya capital tiene la mitad de la población de Paysandú; hoteles cinco estrellas en las termas, dos parques acuáticos de primer nivel, ciudad “balneario” en Daymán, nuevo muelle en el viejo puerto, paseo del río, entre un sinfín de etcéteras, en Salto.
Por acá, recién sobre mediados de enero sabremos qué habrá para hacer en la playa.


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