Opinion | 07 Ene Paraguay acaba de experimentar durante 2013 el mayor crecimiento de toda su historia, el que se ubicó en un 13,6 por ciento, lo que por cierto es un guarismo impactante, y nos alegramos por un país que históricamente ha tenido serios problemas para su desarrollo, debido a factores tanto de orden interno como externo.
Sin dudas la mediterraneidad de la nación guaraní es un factor adverso de enorme importancia, si se tiene en cuenta que es un país que exporta fundamentalmente productos primarios, es decir de gran volumen y bajo valor relativo, como los granos, y por lo tanto necesita imperiosamente sacar sus productos por barco para poder competir, así como mejorar la ecuación económica de sus productores.
Pero debemos tener presente que si bien la economía paraguaya alcanzó en 2013 un aumento histórico de crecimiento de 13,6 %, lo hizo tras una contracción del 1,2 % de su producto interno bruto (PBI) el año anterior, y es a la vez superior al 13,1 % logrado en 2011, según el informe preliminar de cierre del año presentado el Ministerio de Hacienda.
Ahora, el crecimiento de dos dígitos de Paraguay el año pasado coincide con la previsión oficial y llega tras una caída de un 1,2 % el año pasado, ejemplo de los grandes vaivenes de su economía. En 2009 también se apuntó un crecimiento del 13%, después de otra recesión el año anterior, lo que indica que si bien la nación sudamericana ha alcanzado un récord de crecimiento, lo hace en un marco de volatilidad también impresionante. En este marco, la perspectiva de crecimiento para 2014 es del 4,8%, estimulado en parte por la participación del sector privado en la promoción de obras de infraestructura.
El punto es que la alta dependencia de las producciones primarias pone de relieve que la economía paraguaya sufre los altibajos del rendimiento de las cosechas, y ello explica que se pase de un año de caída a otro de expansión explosiva.
Es fundamental en este esquema que Paraguay cuente con la Hidrovía Paraguay-Paraná y enlace con Nueva Palmira y puertos argentinos para la salida de sus productos, y en este contexto debe a la vez evaluarse el reciente ofrecimiento de nuestro país para que Paraguay pueda participar en el esquema de funcionamiento de un puerto de aguas profundas en el este de nuestro país, proyecto que se procura concretar en el mediano plazo y que sin dudas permitirá potenciar una amplia región del subcontinente.
Pero no puede dudarse de que Paraguay tiene una extrema irregularidad en su economía, y que necesita imperiosamente concretar y consolidar obras de infraestructura, como así también incorporar procesos de valor agregado, para tender a nivelar estos altibajos y reciclar de mejor forma los recursos que felizmente está generando en base a su potencial agrícola.