Paysandú, Sábado 11 de Enero de 2014
Opinion | 09 Ene Un informe de expertos del Banco Mundial, del que da cuenta reciente artículo en EL TELEGRAFO, advierte que América Latina es una de las regiones del mundo con mayor déficit en el tratamiento de aguas residuales o por lo menos en lo que refiere a su impacto ecológico, desde que el 70 por ciento de las aguas negras se vuelca sin tratamiento a los ríos.
Según expertos del organismo internacional, se trata de una realidad que está muy lejos de mostrar signos de reversión, e indica que tres cuartas partes de las aguas fecales vuelven a los ríos y otras fuentes hídricas, creando un serio problema para la salud de la población y el medio ambiente.
Las afectaciones por esta causa generan especialmente preocupación en un subcontinente donde el 80 por ciento de la población vive en ciudades y una gran parte en asentamientos cercanos a fuentes contaminadas.
La experta en agua y saneamiento del Banco Mundial, Carmen Yee-Batista, consideró que la respuesta esta problemática debe abordarse desde diversos ángulos, teniendo en cuenta que se necesita reformar la producción del agua, invertir en infraestructura y regular el uso del territorio, en tanto afirmó que la situación es aún más compleja porque el 70 por ciento de las aguas residuales de la región no son tratadas. “Sacamos el agua, la usamos y la devolvemos a los ríos completamente contaminada”, sostuvo.
Debe tenerse presente, además, que América Latina es una región donde se encuentra una gran biodiversidad y posee nada menos que una tercera parte de las fuentes de agua del planeta, y que su contaminación es un factor altamente negativo.
El hecho de que no se traten las aguas negras que se vuelcan a los ríos y otros cursos de agua se debe primordialmente a serias deficiencias en proyectos de saneamiento de las zonas urbanas en todo el subcontinente, con matices en cuanto a la situación entre los países de que se trate, pero sin dudas que ninguno escapa a este común denominador de deficiencias, incluyendo naturalmente al Uruguay.
Sin embargo aun teniendo en cuenta estas carencias hay notorias diferencias en lo que refiere al acceso al agua potable, por cuanto contrariamente a lo que sucede en otros países latinoamericanos, en Uruguay la cobertura es del 99 por ciento en las zonas urbanas, aunque casi la mitad del agua potabilizada se pierde debido a tuberías viejas, robos o fraudes, explica la experta, al advertir además que después de 20 años se necesitan cambios que no se están realizando, lo que indica que se gasta mucho dinero en infraestructura para potabilizar y distribuir el agua, pero no se acompasa estas acciones con mantenimiento.
Pero más allá del acceso al agua potable, hay una realidad insoslayable en cuanto al déficit en materia de tratamiento de aguas cloacales en las ciudades ubicadas sobre la costa del río Uruguay, caso de Paysandú, Salto y Fray Bentos, entre otras localidades, que como hace más de un siglo siguen volcando aguas negras crudas al río, pese a que ha aumentado notoriamente la población a lo largo de las décadas.
Y si bien el alto poder depurador del río, debido a su caudal y corriente, pone a cubierto a las poblaciones de ambas márgenes de la contaminación a efectos de abastecer de agua corriente a sus poblaciones, no es menos cierto que se está en falta en cuanto a las inversiones en infraestructura para el tratamiento de los efluentes cloacales.
En el caso de Paysandú está en ejecución una importante inversión de OSE para la extensión de la red de saneamiento a varias zonas de la ciudad que históricamente han carecido de este servicio, pero a la vez todavía no se han iniciado las obras correspondientes a la planta de tratamiento incluida en el proyecto original, de forma de verter aguas limpias al río.
En una situación similar se encuentran las ciudades de Salto y Fray Bentos, donde también OSE apunta a corregir una omisión de la que ha sido protagonista desde hace varias décadas, porque naturalmente estamos ante inversiones de montos muy significativos, y a esta altura no pueden encararse sin apoyo crediticio internacional, en un plan integral de saneamiento, como se está procediendo en las ciudades mencionadas.
Pero además de estas respuestas macro, que esperamos se concreten próximamente, tras ser afectadas por sucesivas postergaciones –en Paysandú ya lleva más de una década de anuncios tras anuncios--, se requiere mayor dinámica en las acciones micro por la misma OSE, como es el caso de la erradicación de pozos negros y conexiones clandestinas que se dan por ejemplo en la capital sanducera en áreas de la periferia de la ciudad, que incluyen los cinturones adyacentes al arroyo La Curtiembre y el arroyo Sacra, entre otras zonas, a la vez de seguir extendiendo la red de saneamiento a otros lugares en los que todavía se está lejos de responder a las necesidades de las familias involucradas.
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