Paysandú, Sábado 11 de Enero de 2014

Cuando el rescate fracasa, la asistencia debe cesar

Opinion | 10 Ene Para hoy se prevé la presencia del presidente José Mujica en la asamblea de trabajadores de la textil Agolan, de Juan Lacaze, la que es propiedad de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) y que se encuentra fundida, apuntando a que el mandatario arengue a los trabajadores para ponerlos al tanto de la difícil situación y reclamarles a la vez un fuerte compromiso en caso de recibir más asistencia del Estado.
“El presidente quiere dirigirles un mensaje, va a hablar clarito y les va a decir lo que quiere de ellos”, dijo a El País el director nacional de Trabajo, Luis Romero, teniendo en cuenta que en los últimos tres años la textil ha recibido más de siete millones de dólares de las arcas públicas para poder mantener abiertas sus puertas.
Mujica recibió el miércoles a una delegación de trabajadores de la textil y a los dirigentes del Pit Cnt Marcelo Abdala y Milton Castellano, quienes llevaron al presidente un proyecto para reflotar la empresa y un pedido de U$S 2,3 millones para sostenerla durante los próximos tres meses.
Pero Mujica todavía no ha resuelto respecto al pedido y decidió conformar una comisión con la participación de los ministerios de Trabajo, Industria y el Pit Cnt para que busque una solución. La CND, en función de las pérdidas que la textil ha tenido en los últimos tres años (más de siete millones de dólares), había resuelto su cierre.
Por supuesto, estamos ante una problemática que exorbita notoriamente el aspecto netamente empresarial, desde que se trata de un emprendimiento que en su momento despertó grandes expectativas en esta localidad, al proporcionar una fuente de trabajo para doscientas familias en forma directa y otras tantas más por trabajos indirectos, por lo que es una de las principales empleadoras en una ciudad de 12.000 habitantes. Sin embargo, hasta ahora jamás ha dado ganancias, lo que demuestra la mala salud de la empresa.
En cuanto a las causas para que, pese a esta gestión por la CND, la empresa esté prácticamente en cesación de actividades por inviabilidad económico-financiera, el sindicato culpa al mal gerenciamiento de la CND. “Yo no pongo en duda la transparencia de la administración de la CND y el manejo financiero, creo que se hizo todo lo que se pudo. Lo que sí cuestiono es la gerencia. Agolan es una empresa desequilibrada, con cinco gerentes que ganan 8.500 dólares por mes, treinta administrativos y solo 120 trabajadores afectados a la producción. Creo que se pueden conseguir nichos de mercado a partir de producción de calidad. Hay que trabajar”, dijo a El País el dirigente sindical Johny Solaegui.
El punto es que desde que fue creada en 1993 la textil Agolan siempre ha dado pérdidas, es decir que desde su inicio el emprendimiento ha debido ser sostenido por los aportes de toda la sociedad, y mucho más a partir de la gestión mediante rescate de la CND. Por cierto que no es un aspecto menor que se haya volcado más de siete millones de dólares para sostener un emprendimiento que nunca ha dado siquiera señales de poder autosostenerse, por lo que mal puede pensarse que de un momento para otro la situación pueda cambiar .
Y si bien el director nacional de Trabajo dijo que se analizarán todas las alternativas para determinar si se puede mantener la empresa textil abierta y que “la comisión se va a encargar de definir qué hacer; no es momento de echar culpas ni responsabilizar a nadie de la situación; hay que trabajar y buscar una solución definitiva”, lo “definitivo” es precisamente el meollo del asunto, porque a esta altura no deberían caber dudas de que estamos frente a un pozo sin fondo y que forzar la existencia significa seguir quemando millones de dólares de aquí a la eternidad. Y eso, precisamente, es lo que se criticó en su momento de la antigua Paylana, a la que había que liquidar como empresa privada porque en se esquema de trabajo, era regalarle plata a los dueños para que la textil sanducera siga existiendo como tal. Sin embargo nunca requirió de tantos recursos del Estado para existir, y además pagaba sueldos a más de 500 empleados, que superan en mucho los 300 de Agolan.
Entonces, más allá de las buenas intenciones respecto a mantener fuentes de trabajo, sin dudas que la única salida debería ser la reconversión a emprendimientos viables, así como en el caso de los trabajadores, ajustarse el cinturón a lo que la empresa es capaz de sostener --tal como está haciendo Tessamerica, gestionada por una cooperativa de trabajadores--, en lugar de apostar a la transferencia permanente de recursos sin esperanzas de reactivación real.


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