Opinion | 11 Ene La experiencia que arroja hasta ahora el sistema de recolección de residuos domiciliarios a través de contenedores presenta luces y sombras, estas últimas originadas fundamentalmente en que hay sectores de la población que todavía mantienen hábitos reñidos con la higiene y el orden en las costumbres de todos los días, lo que igualmente no empaña el hecho de que se trata de un avance significativo respecto al sistema que estaba vigente anteriormente.
Como es sabido, la Intendencia Departamental ha instrumentado este sistema de instalación de contenedores en las esquinas del área urbana, denominado Girsu, de forma que los vecinos a toda hora puedan llevar sus bolsas de basura y elementos a desechar, los que luego serán levantados por camiones municipales adaptados para la tarea.
En promedio, la función se viene cumpliendo en forma satisfactoria, sobre todo porque se han eliminado –o al menos reducido considerablemente-- las bolsas de basura en la vereda, donde generalmente había un alto porcentaje que era destrozado por perros y caballos o abiertas por hurgadores que no siempre tienen la precaución de volver a cerrarlas o evitar los derrames.
Pero, el punto es que también en un porcentaje nada despreciable se han formado pequeños basurales temporales alrededor de la volqueta, arrojada a veces por malos vecinos, así como también porque los hurgadores extraen elementos del contenedor o porque en determinados lugares el recipiente resulta insuficiente para el volumen de basura que se origina en la zona.
Estos aspectos deben combatirse con una mayor educación y toma de conciencia por los vecinos y por un mejor control de la tarea de los hurgadores –que según había anunciado la Intendencia, al comenzar a funcionar el Girsu debían desaparecer de las calles porque se suponía que iban a realizar su tarea en un área destinada para ese fin--. A la vez el déficit en capacidad para absorber el volumen de basura originado en el área se corrige instalando un mayor número de contenedores, por supuesto, lo que se espera atender cuando arribe una nueva partida de estos recipientes.
En suma, hay muchos aspectos para corregir a efectos de que el sistema funcione mejor, como ocurre en otras ciudades del mundo, pero no es menos cierto que se trata de un avance y un sistema mucho mejor que el que teníamos, que sigue vigente para la periferia.