Opinion | 12 Ene “Estar hoy aquí, este 2 de enero, es cumplir con una honda obligación moral”. “Nos reunimos para recordar, y tomar fuerzas del ejemplo de la Defensa y la actitud de aquellos hombres y mujeres”, dijo el intendente Bertil Bentos, único orador del acto por los 149 años del asesinato de Leandro Gómez, como culminación de la histórica Tercera Defensa de Paysandú.
En el acto, cumplido en el auditorio de Casa de Cultura, Bentos adelantó que “hoy comenzamos los actos que marcarán los 150 años de la Defensa de Paysandú, y la convocatoria es a todos”, anunciando que está haciendo gestiones, y “nos reuniremos con el Presidente de la República y el ministro de Educación y Cultura para contarles de nuestras ideas” de recordar este año el sesquicentenario de la Defensa.
Realizó luego un llamado genérico para que todos aporten en esta recordación.
Es, sin dudas, de estricta justicia que se conmemore el Sitio a lo largo de todo 2014 y hasta el 2 de enero de 2015 pero, entre los actos que se deben realizar deberían alcanzar puntos culminantes la presentación totalmente restaurada de la “Iglesia nueva”, hoy basílica, icónico edificio que fue acribillado por los cañones de los sitiadores, acaso la recuperación de la estatua de la Libertad y, fundamentalmente, que venga a la Ciudad Heroica el cuadro obra del “Pintor de la Patria”, Juan Manuel Blanes, realizado pocos días después de la caída de la plaza y denominado “Ataque general a Paysandú” .
Recordemos: “Algunos de los artilleros de la batería enemiga se habían concretado a echar abajo la torre de la derecha de la Iglesia; y como a tan corta distancia hacían fuego sin ser molestados, ajustaron el tiro a la torre, hasta que dieron con ella en tierra. (..) Una gritería del enemigo saludó el hecho…” (“Recuerdos de Paysandú” de Orlando Rivero).
“En el centro de la Plaza se elevaba una pequeña pirámide con la estatua de la Libertad. Un proyectil de la escuadra brasilera, disparado a las dos de la tarde, hace saltar en pedazos el monumento. El General Gómez estaba con sus ayudantes en una esquina de la Plaza. Al ver volar los fragmentos de la estatua, dice el Capitán Don Hermenegildo Alarcón: ‘Mi General, los brasileros han muerto a la Libertad’”.
“El General contestó: ‘Levantaremos nuevamente su estatua sobre una pirámide hecha con las balas del enemigo’”. (Diario del Capitán Hermógenes Massanti, día 6 de diciembre).
Estos y otros hechos nos llevan a plantear ahora, cuando tenemos todo un año por delante, la necesidad de establecer un programa conmemorativo acorde con la trascendencia que la Defensa de Paysandú tuvo, en nuestro país y muy especialmente en la región sudamericana.
Son los historiadores quienes deben establecer la significación que tuvieran los treinta y tres días de resistencia de un millar de hombres ante una fuerza por lo menos diez veces superior y con armamento significativamente más poderoso.
Quienes tenemos la responsabilidad y el orgullo de ser ciudadanos de esta Heroica Paysandú sólo tenemos el compromiso de que el sesquicentenario sea la oportunidad de homenajear a aquellos héroes con hechos concretos e imperecederos.
Y es así que entendemos que la hoy Basílica de Paysandú debe llegar a diciembre próximo luciendo su máximo esplendor, porque no estamos hablando de un templo religioso. Nos estamos refiriendo a un edificio donde ondeó hasta último momento la orgullosa bandera de la Patria con su sol de color rojizo. Nos estamos refiriendo al recinto cuyos muros protegieron a los valientes defensores soportando una y mil balas de cañón hasta desmoronarse en sangrientos pedazos. Nos estamos refiriendo a un edificio que, con total justicia, hoy es Monumento Histórico Nacional y, por lo tanto, debemos reclamar que el Estado Nacional aporte lo que sea necesario para que la “Iglesia nueva” con todo su esplendor cobije a quienes llegarán a rendir su homenaje a los valientes defensores.
Debemos preguntarle al corazón, al sentimiento, del Gobierno Nacional cómo es posible que podamos destinar decenas y más decenas de millones de dólares para construir un “Antel Arena” y un nuevo edificio para el Banco República y no podamos destinar sólo una centésima parte del dinero que destinarán a esos edificios para finalizar las obras de restauración de la Basílica sanducera.
Por otro lado, y considerando la decisiva participación de las fuerzas brasileñas en el Sitio de Paysandú, surge claramente la necesidad de que solicitemos a los herederos del Imperio del Brasil que obsequien a Paysandú el cuadro de Blanes que muestra a la ciudad heroica en llamas a causa del continuo bombardeo de las fuerzas imperiales.
Nótese que planteamos que el cuadro sea entrado a Paysandú y no hablamos de reclamar, pues no corresponde ya que la obra de arte no fue arrebatada sino que fue un obsequio del General Venancio Flores, quien la compró para el Estado Uruguayo. El cuadro fue entregado en agradecimiento al Barón de Tamandaré por su apoyo militar y éste a su vez se lo dio al entonces emperador del Brasil, Pedro II.
Esa imagen debería estar ahora en esta ciudad y enormes reproducciones deberían exhibirse en las diversas entradas de Paysandú.
Mucho más es lo que deberíamos hacer para conmemorar los 150 años del Sitio Defensa. Por ejemplo, levantar un verdadero Museo de la Defensa donde se exhiban todas las piezas disponibles en Paysandú y, aunque más no sea por unos días, las que están desperdigadas en varios museos a lo largo y ancho de la República.
No podemos olvidar que este suceso fue el primer hecho bélico fotografiado en América del Sur y por lo tanto existe material tremendamente valioso con imágenes que van desde los defensores en el interior hasta los movimientos fuera del perímetro defensivo y hasta de Leandro Gómez y sus compañeros fusilados. No debe olvidarse al respecto el valioso álbum de fotografías tomadas por el propio Almirante Murature durante el desarrollo de la contienda.
Dejamos para el final de esta nota lo que debería ser el principio ya que es necesario realizar una seria, responsable y didáctica campaña informativa ya que se aprecia, especialmente en la juventud, un desconocimiento importante de los hechos de referencia y de los ideales que estaban en juego. Que todos sepan que fue un enfrentamiento entre quienes entregaron su sangre para defender sus ideas.