Paysandú, Sábado 18 de Enero de 2014

Expansión de la madera, con poder multiplicador

Opinion | 16 Ene Es notorio que en los últimos veinte años, y si se quiere aún más en la última década, un elemento revulsivo en cuanto a las explotaciones agropecuarias ha sido la producción forestal, aunque la explosión de la agricultura a través de la soja en los últimos años no le ha ido en zaga en cuanto a su aporte al crecimiento de las exportaciones, en un país que es agrodependiente y se apoya en cuanto a su economía en la evolución del mercado de los productos primarios.
Pero en 24 años --entre 1988 y 2012--, el Producto Bruto Interno (PBI) del agro creció 57% a una tasa promedio de 1,9% anual. Sin embargo, en ese lapso el PBI del sector forestal aumentó 180% y mostró una tasa de crecimiento anual de 4,4%, por lo que ha sido el sector que más contribuyó al crecimiento del Producto agropecuario.
Según el trabajo “Cadena forestal madera, desempeño reciente y desafíos”, elaborado por el ingeniero agrónomo Humberto Tommasino y publicado en el Anuario 2013 de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), uno de los principales desafíos que tiene por delante la forestación uruguaya es diseñar mecanismos que estimulen las plantaciones y que principalmente promuevan inversiones que generen un valor agregado para la madera exportada.
Es así que en 1990 había 45.000 hectáreas plantadas, en 2000 se había llegado a 600.000 hectáreas y 12 años después se logró alcanzar un millón de hectáreas.
En el Norte del país, entre 2000 y 2012, la superficie forestada creció 50% y llegó a ocupar 270.000 hectáreas que representan el 28% del área total. Dentro de esa región, los pinos ocupan el 68% del área y los eucaliptos el 32%. La madera producida tiene por destino el aserrío y debobinado, operando en la región industrias internacionales de gran porte como Weyerhaeuser y Urupanel que fabrican tableros contrachapados y tableros de fibra. Pero también se encuentra la Compañía Forestal Uruguaya que se dedica a la industrialización y comercialización de eucaliptos Grandis.
Pese a la extensión ya forestada, no existen limitantes de crecimiento y el trabajo de Opypa mostró que puede expandirse unas 400.000 hectáreas, que es bastante más de lo que actualmente está plantado, en tanto debe tenerse presente que en el Litoral Oeste fue donde se registró el menor crecimiento del período (+44%) y en 2012 ocupaba el 31% de la superficie total forestada. En esta zona productiva, el 86% del área está ocupada por eucaliptos glóbulos y el 14% restante por pinos, lo que pone de relieve una diferencia sustancial con los porcentajes de especies en el global de la forestación, por cuanto en esta zona, el principal destino de la madera es la planta de UPM en Fray Bentos. También en esta zona se podría registrar una expansión importante, con una frontera forestal estimada de 350.000 hectáreas.
El Centro-Sureste, según el trabajo, es la región con más crecimiento dentro del sector (+76%) y con sus 395.000 hectáreas es la más densamente forestada, representando el 41% del total de la superficie plantada. El 91% del área es ocupada por eucaliptos y apenas 9% por pinos. La composición de especies determina que la madera producida tenga por destino el aserrío y la producción de celulosa. En esta región hay 1,5 millones de hectáreas disponibles para la producción de árboles y es la que tiene el mayor potencial forestal.
Con todo, el pasar de un país sin árboles, como era el Uruguay hasta la década de 1980, a una implantación de un millón de hectáreas para explotación, además de logros plantea desafíos, entre los cuales se encuentra por ejemplo la elaboración de un plan estratégico a largo plazo que esté consensuado entre todos los sectores, con apoyo además en un fuerte impulso a la investigación con ejes fundamentales como uso de suelos, conservación del medio ambiente, diversificación de las especies a plantar y utilización de los productos forestales como fuentes productoras de energía. También debería tenerse en cuenta la promoción e integración de los ganaderos familiares y los colonos con los bosques implantados, potenciando las sinergias y contribuyendo a una mayor armonía entre los protagonistas de las explotaciones que coexisten en el agro. Y en cuanto al presente y el futuro inmediato, aún falta la generación de valor agregado a la materia prima, que es precisamente el mayor proveedor de fuentes de empleo genuinos y reciclador de riqueza en el medio rural, de lo que tenemos algunos ejemplos, aunque escasos.
Debe tenerse presente que está en fase de terminación y para entrar en producción el emprendimiento de Montes del Plata. En los últimos años la actividad forestal ha atravesado coyunturas complicadas debido a la crisis internacional, sobre todo en Estados Unidos y Europa, con descenso de la demanda y de los precios, pero no existe emprendimiento de riesgo que no conlleve afrontar avatares, por mejor perfil que tenga en el mediano y largo plazo.
Mientras tanto, un elemento negativo es la caída de la competitividad uruguaya en general, por los altos costos internos y la baja relación cambiaria, en tanto también estamos ante un Brasil que ha devaluado y a una Argentina que sigue interponiendo traba tras traba. Pero las expectativas inmediatas se centran en contar con un mejor entorno internacional, y procurar alternativas para reducir costos y generar condiciones imprescindibles para incorporar mayor valor agregado, que es el salto de calidad todavía pendiente y que sin duda puede hacer la diferencia para los próximos años en cuanto a rentabilidad y proyección del sector en el tramado socioeconómico del país.


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