Opinion | 18 Ene En documento publicado en las últimas horas por el gobierno de Estados Unidos, la máxima autoridad sanitaria de este país, el cirujano general interino, Boris D. Lushniak, amplió en su último informe la lista de dolencias que tienen al tabaquismo como causa, un texto que llega 50 años después del primer documento oficial del Gobierno que asoció el tabaco con el cáncer de pulmón.
En este informe, el gobierno de EE.UU. considera que fumar tiene una relación de causa-efecto con el cáncer de hígado, el de colon, la diabetes mellitus de tipo dos, la degeneración macular asociada a la edad, la disfunción eréctil y la artritis reumatoide.
El tabaquismo también provoca inflamación, pérdida de visión, perjudica el sistema inmunológico e incrementa el riesgo de morir de tuberculosis y de tener un embarazo extrauterino.
Por cierto, estas enfermedades han sido asociadas al tabaquismo con anterioridad, pero en este informe el gobierno de Washington concluye por primera vez que el tabaquismo es su causa o que estas dolencias no habrían aparecido si el paciente no hubiera fumado, en tanto lo que establece el informe del cirujano general no tiene carácter obligatorio ante la ley, pero sí es tomado como referencia por los investigadores y los políticos de sanidad.
Debe tenerse presente que la máxima autoridad sanitaria estadounidense añadió en 1990 el cáncer de vejiga a la lista de enfermedades provocadas por el tabaquismo, mientras que en 2004 incorporó el cáncer cervical.
Por supuesto, el consumo de tabaco, como es el caso de otras sustancias adictivas, ha dejado prácticamente de ser discutido en cuanto a sus consecuencias muy negativas en la salud de los consumidores e incluso en este caso de los fumadores pasivos, desde que ya nadie puede dudar de sus efectos, pero sí es todavía motivo de intercambio de ideas y de propuestas en cuanto a los mecanismos e instrumentos para reducir su consumo e incluso hacer que un alto porcentaje de fumadores deje de consumir.
Por lo pronto, Uruguay puede ser catalogado como abanderado en la lucha contra el tabaquismo en cuanto a las restricciones en la publicidad y las prohibiciones del consumo en lugares cerrados, al igual que varias naciones que se han ido incorporando a esta cruzada, pero todavía existe un fuerte debe en cuanto a contrarrestar la tendencia juvenil a iniciarse en este hábito, que se hace cada vez a más temprana edad.
Y si bien es pertinente que las acciones punitivas o disuasivas se apoyen en los efectos perniciosos del tabaquismo, debe ponerse sobre todo énfasis en los aspectos educativos, como se está haciendo ya desde la escuela, porque evitar que se incorporen nuevos consumidores es la forma más efectiva de luchar contra este flagelo que se da a escala global.