Paysandú, Martes 21 de Enero de 2014
Opinion | 15 Ene La polémica instalada desde hace ya días en torno a las retribuciones personales de los principales jerarcas municipales ha permitido que diversos actores políticos busquen --a través de expresar sus opiniones sobre el asunto-- obtener réditos que devenguen en ganancia electoral en las próximas elecciones, tanto nacionales como departamentales.
Demuestra una vez más, por otro lado, que todo depende del cristal con que se lo mire. Y, también, esa capacidad tan uruguaya de centrarse en un árbol, no en el bosque.
Por un lado, la respuesta al pedido de informes causa sorpresa no tanto por cuánto gana cada jerarca, sino más bien por los “extras” que recibe. Porque si bien los salarios de los cargos de confianza fueron aprobados oportunamente en la Junta --y por lo tanto todas las bancadas tenían conocimiento de los montos-- parece desmesurado que por diferentes conceptos en algunos casos el funcionario termine ganando hasta cuatro o más veces lo estipulado como “sueldo base”. Otra cosa es si corresponde pagar “horas nocturnas”, “horas extras” y demás a un cargo político, algo que habría que analizar en profundidad.
Como contrapartida están las voces que se han manifestado con energía por lo que entienden que se trata de un exceso los montos que se pagan para tales cargos. Pero para concluir en eso hay que tener en cuenta un par de elementos, por aquello de ver el bosque y no quedarse solamente con el árbol. Primero, que en el otro extremo, los “sueldos” votados para los directores municipales son claramente bajos para la responsabilidad, del orden de los 40 mil pesos.
Por otra parte, puede cuestionarse el monto de las retribuciones de la Intendencia de Paysandú, pero también de todas las demás y de todo el aparato estatal, que a los niveles más altos distribuye jugosos salarios. Para hacerlo, vamos a hacerlo bien. A rebajar los salarios a todo nivel de quienes hoy son los asalariados de lujo.
Además, bueno sería ejercer la autocrítica. Porque asiste razón probablemente al señalar cuánto gana el personal de confianza de la intendencia. Ahora, cuando quien critica goza de abultados salarios en el Parlamento, los ministerios u organismos binacionales, entonces, se pierde perspectiva y capacidad moral para opinar al respecto.
Pero no hay realmente un esfuerzo para por una vez plantear una discusión seria, profunda y abarcativa sobre el monto de las retribuciones en las áreas de decisión del Estado, nacional y departamental. Y lo que realmente importa no ha formado parte de la discusión. Se debe considerar el resultado, eso es lo principal. Un salario alto con una buena gestión, es razonable. Un salario bajo sin gestión, es carísimo.
No se trata solo de pararse en la cuchilla para atacar o defender cuánto se paga. Hay otras cosas a considerar.
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