OPINIÓN

Locales | 19 Ene Necesito hacer pública una situación en la que me encontré el 5 de diciembre pasado en el Hospital Escuela del Litoral. Mi hija, que está privada de su libertad, estaba esperando su primer bebé, con las expectativas lógicas del caso. Sabemos que una mujer en esas condiciones necesita por sobre todas las cosas un recibimiento cálido en la institución que va a atender su parto.
No fue así. Solo recibió malos tratos de parte de enfermeras y “supuesta” partera. No tuvo ninguna consideración hacia su persona ni hacia la mía como madre. Me pregunto: tanto que se pregonan los derechos humanos. ¿Quiénes los tienen en cuenta? Más allá de la “situación comprometida” de mi hija, es un ser humano con necesidad de un buen trato de parte de profesionales de la salud. No quiero incluir al cien por ciento de ellos, porque hay excepciones como el doctor Acuña, que fue humano y profesional. Espero que esto haga recapacitar a los involucrados para que en el presente y futuro tengan más calidez humana con sus semejantes.
Madre y abuela