Paysandú, Sábado 25 de Enero de 2014
Opinion | 20 Ene El Poder Ejecutivo firmó, el año pasado, un decreto que regula un plan de retiro incentivado en AFE con el objetivo de depurar su plantilla de trabajadores. Dicho decreto se puso en práctica el 15 de enero de este año y contiene una atractiva propuesta, que promete el pago de hasta el 79% del sueldo durante cinco años a aquellos que opten por aceptar retirarse de la actividad en el Ente.
La propuesta está orientada a los trabajadores con más de 58 años de edad y 30 años de servicio. En cuanto al fondo de retiro, éste será financiado con fondos propios del organismo, dado que no cuenta con aumento de recursos para el rubro salarial.
Sin embargo, el propio gobierno se dio cuenta de que se le fue la mano y ahora trata de enmendar su error, proponiendo a quienes antes había alentado a irse, a que se queden, para lo que les ofrece un incentivo salarial por única vez de $ 9.000, en tres cuotas.
La actual directora del organismo, Carmen Melo, solicitó al gobierno que elabore un proyecto de ley para demorar un año las excedencias en AFE y en la exposición de motivos la jerarca reconoce que, si se mantienen las condiciones actuales, “la plantilla se verá sensiblemente disminuida por una cantidad bien importante de funcionarios”.
Tarde se han dado cuenta de una situación que se manifestaba desde el comienzo como altamente previsible, donde la plantilla de trabajadores cuenta con alto promedio de edad y --lo que es más importante-- no cuentan con una motivación que les demuestre que en Uruguay vale la pena sentirse ferroviario. Como sí ocurría en otras épocas. Por otro lado, tampoco tuvieron en cuenta que el mantenimiento de las viejas máquinas es un trabajo que en este organismo se lleva adelante de manera artesanal y sin manuales, por lo tanto, es una cultura que se transmite de generación en generación de funcionarios.
A muchos se les presentaba como imposible la ecuación que se habían planteado las autoridades, la cual preveía que cada cinco funcionarios que se retiraran como excedentarios, ingresaría uno.
El masivo retiro de trabajadores generaría además que diversas áreas, fundamentalmente la de mantenimiento, quedaría con escasos recursos humanos. Por cierto que esta situación ejercería una mayor presión en quienes permanecieran en AFE, porque serían menos trabajadores para cumplir más tareas y a su vez activaría nuevos conflictos con el sindicato.
AFE es una perlita más de la falta de gestión que se viene observando desde hace varias administraciones y demuestra que es un hierro candente en manos de los sucesivos gobiernos que han hecho, deshecho e inventado, las más variadas reestructuras.
Mientras tanto, los trabajadores que habían recibido la propuesta de irse deberán estudiar esta nueva iniciativa para quedarse, debido a la “trocha angosta” por la que transita la inteligencia de algunos gobernantes.
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