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Paysandú, Domingo 02 de Febrero de 2014

Hablan nuestros mayores

Livio Dutto, convencido y experimentado naturista

Locales | 29 Ene El veterinario emérito Livio Dutto, de 94 años, es un convencido naturista que ha experimentado el poder de la naturaleza sobre la salud humana. Procura ayudar a otros para que resuelvan por ese camino sus patologías y tiene escritos varios libros sobre la temática profesional y también de sus desvelos con la medicina regida por la madre naturaleza.
Ha estado casado tres veces: con Perla Begino, que le dio dos hijas, María del Carmen y Rosario Elena; con una sanducera que lo trajo a Paysandú, María Esther Cereta y, actualmente, “porque el destino siempre ha sido muy bondadoso conmigo, con Rosa Gularte, 27 años menor que yo, que me tiene muy cuidado”.
Livio Dutto Pechenino nació en el hogar conformado por Marco Dutto Gasco y Cristina Pechenino, “ambos italianos de la región del Piamonte, norte de Italia, muy cerca de Francia e influenciados por la cultura franco-suiza. Emigraron a América, pero primero vino mi padre, quien llegó a Buenos Aires en 1906 donde revalidó su título y fue nombrado veterinario municipal en Gualeguaychú, Entre Ríos, para atender por vez primera la inspección de carnes en el Matadero Municipal. Un hombre que tenía memoria privilegiada, sobre todo muy estudioso, logró un puntaje máximo en Italia (90 sobre 90) con felicitaciones de la mesa al recibir su título universitario. Sus relatos sobre la vida juvenil eran muy agradables, en especial porque ostentaba un temperamento sanguíneo, gozando con el frío al punto de que en el pensionado dormía solo con la ventana abierta de par en par y así la helada escarchaba el agua que dejaba en un latón, con la cual se bañaba. Tras desayunar se iba en bicicleta a la facultad, subiendo siempre porque estaba en las faldas de Los Pirineros. Así creó una masa muscular tremenda por su gimnasia diaria. Cuando vino a América y conoció a la familia de sus suegros, porque acá conoció a quien sería su esposa Cristina, con sus piernas que parecían ‘resortes’ hacía una prueba increíble saltando sin tomar carrera sobre una mesa de roble macizo que tenían en el comedor, claro que previamente colocándole unos diarios”.

LLEGADA AL URUGUAY
Sobre el recuerdo de su padre añade que “tenía una vivacidad mental fantástica y un corazón enorme porque se dedicó como veterinario a realizar una atención profesional desinteresada. Aprovechó la invitación de sus colegas, también ‘gringos’ inmigrantes, para venir a Uruguay, diciéndole que ‘acá uno no se siente extranjero’ y fue así que en el año 1912 llegó a Montevideo. Sin reválida, porque su llegada se produjo apenas unos días antes de que se estableciera esa obligación a los profesionales extranjeros en Uruguay, fue nombrado veterinario oficial para ocuparse de la primera oficina veterinaria en Melo, Cerro Largo y allá se fue en diligencia (eran ocho días de viaje) sorteando cursos de agua crecidos porque era pleno invierno”.

LUEGO A MERCEDES
Dutto dice también que “como tuvo algunas críticas de los hacendados de la zona, con los cuales discutió sobre la causa de la sarna, aceptó una vacante del cargo de veterinario en Mercedes, donde se sintió como ‘pez en el agua’ por la cultura de los ganaderos vasco-franceses de Soriano. Por este traslado yo nací en la capital del Hum y también mis dos hermanos. Hice la escuela y el liceo en esa ciudad, siendo el causante de que mi padre abandonara su cargo allí y fuera trasladado por la Dirección de Veterinaria a Montevideo en mérito a los 25 años de ejercicio de la profesión. Es que yo iba a ingresar a la facultad y la familia no se ‘arriesgó’ a mandarme solo”.
El novel veterinario Livio Dutto recibió su título “el último día del año 1940, luego de cuatro años de carrera, habiendo estudiado con dos jóvenes que tenían apremio para recibirse, uno para volver a su tierra --Venezuela-- y otro de escasos recursos económicos que deseaba lograr el desempeño profesional para ayudar a su familia. Por todo esto estudiaban mucho y ellos me arrastraron a presentarnos en la facultad todas las tardes en la pensión del amigo venezolano, siendo común que nos adelantáramos a los temas que nos daría el profesor al día siguiente”.

APRENDIZAJE DE SALUD
“A los veinte días de haberme recibido, la vida me ofreció un verdadero aprendizaje ‘de salud’, porque empecé a brotarme de una manera febril y rápidamente en todo el cuerpo. Pasé por dos médicos que no tuvieron suerte de mejorarme y en marzo mi padre se acordó de un colega (veterinario) quien fue el que pegó ‘en el clavo y no en la herradura’. Con total acierto no solo me trató sino que me instruyó de manera que me marcó a fuego ya que me curó sin mandarme a la farmacia, sin un medicamento preparado, porque lo hizo a través de la medicina naturista que es la que ahora llevo adelante. Lo hago porque, realmente, la apliqué acatando estrictamente a sus consejos de cómo alimentarme para no enfermar. Su dieta se basaba simple y maravillosamente en respetar las leyes naturales, comer lo que encontramos en el sitio donde nacemos y así están las frutas de estación, así como una lista interminable de hortalizas tanto tubérculos como hojas soleadas que él me mandaba recoger o comprar frescas y con ellas elaborar mi propia ensalada”.
Agrega que “de esa simple manera tengo que agradecer al colega la salud que tengo, con 94 años cumplidos el 6 de octubre de 2013, sin haber sufrido jamás un dolor físico aunque el paso de los años me produjo una cierta artrosis en la mano izquierda. Esos son los resultados porque siempre, todos los días, tanto en el almuerzo como en la cena me como una buena ensalada aderezada con el plato que haya. En cuanto a la carne, la como pero poco, por ejemplo la de cordero al horno que para mí es la más sabrosa, seguramente porque me acostumbré en las estancias donde matan las ovejas viejas y como ellas están descansadas, al no tener estrés su carne sabe mejor”.

VETERINARIO COMUNICADOR
El doctor Dutto recuerda que “he publicado cinco libros dedicados a los ganaderos para hacerlos evolucionar, aconsejándolos de acuerdo a la época que vivían y alejándolos del hábito que enseñaron los abuelos o los padres, porque las épocas cambian y también los problemas económicos. Así como a la lana hay que afinarla o a la res engordarla con más rapidez, etcétera, todo depende de la instrucción que se haga por los profesionales. Yo me desesperé por aconsejarlos en forma honoraria a través de Radio Rural donde colaboré todas las mañanas durante 17 años, lo que me hizo conocer en la campaña y también en países vecinos”.


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