Deportes | 27 Ene A esta altura se lamenta el tropezón clásico, teniendo en cuenta que el partido debut ante Salto fue el único que terminó perdiendo la selección mayor del fútbol sanducero en el Torneo Apertura del Litoral Norte.
Fueron esos tres puntos los que impidieron al final que la Blanca pudiera pelear por el título de la primera parte del torneo y asegurarse un lugar en la definición del campeonato regional, por lo que a partir de ahora irá en búsqueda del segundo torneo corto.
El sábado, ante Artigas y de visita, la selección sanducera abrochó su tercer triunfo consecutivo tras aquel debut que no tuvo el sabor esperado pero sí el desenlace más lógico, teniendo en cuenta la desorganización que rodeó a la Blanca y el poco tiempo de trabajo previo.
Superado ese primer escollo, y definidos algunos aspectos un poquito importantes como por ejemplo saber cuál es el plantel con el que se cuenta, se entró en un rodaje serio de trabajo. Y dentro de las carencias lógicas de un fútbol cada vez más amateur como el sanducero, la Blanca ha ido dando pasos firmes dentro de lo que podía esperarse.
Ante Tacuarembó mostró una recuperación interesante, y frente a Rivera tuvo un primer tiempo esperanzador en cuanto al buen juego.
Frente a Artigas el plato no se repitió. Paysandú tuvo demasiados problemas en mitad de cancha para recuperar la pelota, y también a la hora de tocarla. Y eso repercutió en que fuera el rival el que manejara los hilos.
Eso sí, más allá todo, Paysandú debió haber logrado un golcito más pese a su libreto gasolero y defensivo, ya que se le anuló un gol a los 32’ del primer tiempo, lo que hubiera significado un 2 a 0 parcial y, quizás, un trámite diferente.
Artigas quiso pero no pudo. Paysandú intentó, pero solo le salió defenderse, contando con la complicidad de un penal desperdiciado por el local.
La Blanca mostró otra faceta. La que no se quiere ver todos los días, porque puede resultar peligrosa y la balanza podría volcarse para cualquier lado.
Se volcó para el lado sanducero y, en definitiva, valió tres puntos que es lo que cuenta.
Pero no puede acostumbrarse a sufrir así.