Paysandú, Miércoles 05 de Febrero de 2014
Opinion | 03 Feb En una entrevista con el diario Página 12, el Canciller de Argentina, Héctor Timerman, aseguró que algunas cuestiones que su país tiene que resolver con Uruguay “son más mediáticas que reales y a veces no se comprenden los tecnicismos que tienen esos temas”.
El jerarca de la vecina orilla catalogó a la planta de celulosa UPM como uno de los tantos temas “a hablar con Uruguay” y sobre el cual “todavía no se pudo publicar ni un solo informe científico”.
Con total hipocresía, Timerman consideró que los científicos “no se pudieron poner de acuerdo en cuatro años” y reafirmó que la relación entre ambos países no está mal “de ninguna manera”.
No ha sido por causa del efecto mediático que las exportaciones uruguayas sufrieron un duro golpe, a raíz de las fuertes medidas proteccionistas instrumentada por el exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, afectando particularmente las manufacturas cuyo principal destino era el vecino el país o los aspectos dirimidos en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, lugar hacia donde llevó el caso de la instalación de la pastera UPM el expresidente Néstor Kirchner, confirmando que su país no había respetado los laudos arbitrales del Sistema de Solución de Controversias del Mercosur. En realidad, el saldo comercial de bienes entre ambos ha sido históricamente desfavorable para Uruguay, pero analicemos otras cuestiones.
La fuerte devaluación instrumentada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, ha obligado a bajar aún más las exportaciones uruguayas a ese destino y obligado a los turistas argentinos que pensaban vacacionar en Uruguay a realizar nuevos cálculos.
Tampoco el efecto mediático ha provocado que en los últimos sesenta días el puerto de Montevideo perdiera casi la mitad de la mercadería que llegaba en tránsito, por una prohibición del gobierno de Fernández de hacer trasbordos en puertos locales. La caída en diciembre fue de 24,2% y desde octubre el descenso se ubicó en 43%. Tanto afectó esta medida que hasta el vicepresidente Danilo Astori reconoció que tal decisión alcanzó el peor momento entre los gobiernos.
Por otra parte, casualmente ahora se limitaron los convoyes de barcazas que pueden llegar por la hidrovía Paraguay-Paraná hasta Uruguay, afectando seriamente la competitividad de Nueva Palmira y Montevideo en favor de los puertos argentinos.
Lo mediático no influenció en las demoras del dragado del Canal Martín García, mientras a nivel político se ha asumido que Argentina no se encarga de su parte para no favorecer a un canal que competirá con el Mitre. Este último que es de responsabilidad exclusiva del vecino país, mantiene una profundidad mayor, por lo cual aumenta su competitividad en un mismo río.
El dilema entre el pragmatismo de un gobierno que atraviesa una fase delicada en sus relaciones con buena parte del mundo y la necesidad de establecer un discurso oficialista en medios afines, es una bomba en la línea de flotación de la credibilidad de cualquier gobernante que dice una cosa y hace otra.
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