Opinion | 06 Feb Es realmente una muy buena noticia para el país y para la región, la decisión de los gobiernos de Uruguay y Argentina, anunciada por el canciller Luis Almagro el martes a una delegación del Comité Binacional de la Hidrovía del Río Uruguay, en el sentido de darle prioridad “uno” al dragado del río Uruguay, respondiendo a un largo reclamo de las fuerzas vivas de ambas márgenes, y que ha tenido solo logros muy parciales.
Como diera cuenta EL TELEGRAFO, en una reunión realizada en Cancillería con representantes argentinos y uruguayos, se definió como “prioridad uno” en la recién retomada agenda bilateral, este dragado, incluido como tema principal en la agenda de bajo perfil que los presidentes Cristina Fernández y José Mujica consideraron en su reunión realizada en La Habana.
La delegación presidida por el intendente de Concepción del Uruguay, Carlos Schepens, --quien desde hace años lucha por la reactivación del transporte fluvial-- se entrevistó con el canciller Almagro y el director de Asuntos Limítrofes, Daniel Betancur, el presidente de la delegación uruguaya en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Gastón Silberman, entre otros jerarcas de organismos que tienen que ver con la relación bilateral.
En la oportunidad explicó el secretario de Estado que “sin duda puede decirse que el tráfico por el canal de Martín García es mucho mayor, pero para nosotros dragar el río Uruguay es apostar al desarrollo de nuestras comunidades y por eso hemos decidido colocar este punto al tope de la lista de los asuntos a acordar entre ambos países”.
En cuanto a las acciones próximas, expuso el jerarca que depende de lo que acuerden los gobiernos “a partir de la agenda que a las cancillerías encomendaron los presidentes. La CARU recién podrá actuar, como organismo binacional que es, una vez que reciba las instrucciones respectivas. Recién entonces podrá dar los pasos necesarios”.
Como hemos señalado en más de una oportunidad, potenciar la hidrovía del río Uruguay es un imperativo para Paysandú, el Uruguay y la región, desde que estamos ante la explosión productiva con cargas de gran volumen y bajo valor relativo, que necesitan un medio de transporte barato para mejorar la rentabilidad y competir en mejores condiciones en el exterior, pero a la vez también hay cargas con determinado proceso de valor agregado, como podría ser madera aserrada, frutas y otras mercaderías pasibles de ser acondicionadas en contenedores, incluso refrigerados, que tienen un amplio campo de desarrollo una vez se genera la sinergia que significa poner en marcha la rutina de cargas en la hidrovía.
Y de lo que se trata fundamentalmente es de la complementación de los puertos, desde que la conveniencia en el uso de los buques de determinado calado y aún los trenes de barcazas se apoya en lograr los volúmenes y las frecuencias que justifiquen poner en marcha la operativa que sirve a exportadores y operadores, en tanto otro aspecto sustancial es el transporte multimodal que se pone al servicio de la producción y el ahorro en deterioro de carreteras que significa el derivar cargas pesadas hacia el río, así como concretar el enlace con camiones provenientes del Paraguay.
También es de recibo el planteo de Almagro en el sentido de que es hora de “romper con la lógica de que los proyectos productivos sobre la costa o se sacan por las malas o no se sacan. No entendemos la lógica de un juego que suma cero; la lógica no es que lo que uno pierde lo gana el otro país. Eso es un error grave. Nosotros vamos a apoyar todos los proyectos productivos que se quieran establecer del otro lado de la costa del Uruguay. Y para eso tenemos que dragar el río. Eso lo coloca como prioritario”.
Pero claro, una cosa es la disposición de nuestro gobierno en esta materia, y otra cosa, como indica la experiencia, es lo que anuncia el gobierno de la vecina orilla y lo que luego se traduce en hechos, lamentablemente, como ocurriera con la planta de celulosa y los obstáculos que se siguen interponiendo para el dragado de Martín García, entre otros temas bilaterales en los que las acciones no se han correspondido con los enunciados previos de buenas intenciones, hermandad y solidaridad.
Creemos firmemente que Uruguay sí ha de cumplir con su parte en el dragado, porque además la Administración Nacional de Puertos y el MTOP han actuado en los últimos años con la seriedad que requiere el llevar adelante los proyectos para la reactivación del transporte fluvial, que ha incluido la mejora de infraestructura de los puertos, incluido el de Paysandú, con inversiones muy significativas.
La interrogante, sin embargo, se sitúa siempre del lado argentino, porque por mejor intención que también sabemos tienen las autoridades de las municipalidades entrerrianas sobre el río Uruguay, como el caso del intendente de Concepción del Uruguay y presidente del Comité de la Hidrovía, Carlos Schepens, las dificultades se presentan en la burocracia y voluntad política de Buenos Aires, y esperamos que en esta oportunidad los hechos desmientan nuestras aprensiones, para seguir adelante con las políticas de mejorar el instrumento fundamental de desarrollo que es la hidrovía del río Uruguay.