Paysandú, Viernes 07 de Febrero de 2014
Policiales | 06 Feb Satisfacción generalizada generó entre los vecinos de la zona de la plaza Acuña de Figueroa el desmantelamiento de un expendio de venta de estupefacientes --denominado “boca” entre los consumidores-- que funcionaba desde hace al menos un año en una casa ubicada en Artigas 930, frente al espacio público, y que conglomeraba a drogadictos procedentes de distintos puntos de la ciudad cuya presencia atemorizaba a los residentes de las inmediaciones.
Según testimonios recogidos por EL TELEGRAFO en la zona, la existencia de la “boca” había sido alertada en numerosas ocasiones, pero las dos plantas de la casa y su fachada casi totalmente oculta por una enredadera dificultaban el acercamiento de la Policía.
VENDEDOR "PRIVILEGIADO"
El único ocupante de la finca era Juan Pablo Almanza Bertullo, de 25 años, apodado “Slash” --en alusión al nombre artístico del guitarrista y compositor Sauld Hudson que integrara el conocido grupo de rock Guns N’ Roses--, quien registraba ya un antecedente penal por tenencia de estupefacientes generado en enero del año pasado. El individuo poseía desde el piso alto de su casa una excelente visibilidad de la plaza Acuña de Figueroa y sus calles. Esa situación privilegiada la permitía identificar plenamente a todas las personas que se acercaban a su puerta, así como controlar la presencia de desconocidos, policías u otras personas con apariencia de serlo.
Para mayor seguridad, no atendía a nadie que no lo contactara antes telefónicamente. Como todos los vendedores de droga, sus propios clientes y conocidos solían alertarlo en caso de detectar movimientos sospechosos, operando --según la terminología usada en la órbita policial para definir a los individuos que cumplen este tipo de vigilancia-- como “satélites”.
Pese a que la Policía tenía pleno conocimiento de la existencia de la “boca”, gracias a la situación privilegiada del negocio ilegal montado en su casa por “Slash”, éste se mantendría impune hasta que resultara delatado por algún comprador tras ser atrapado por la Policía.
FIN DE LA IMPUNIDAD
Eso fue efectivamente lo que sucedió pasada la medianoche del martes cuando, enfrentando una fuerte tormenta eléctrica, efectivos de la subcomisaría de San Manuel --perteneciente a la Seccional Cuarta de Policía con asiento en Pueblo Porvenir-- practicaban un control vehicular en el kilómetro 355 de Ruta 3.
Próximo a las 00.30, los funcionarios policiales observaron acercarse en dirección Sur a dos individuos que, unos 100 metros antes de llegar al sitio en donde se cumplía el control vehicular, apagaron la luz del birrodado, se internaron brevemente en un monte ubicado al Oeste de la ruta y luego retornaron a la misma.
Alertados por la extraña conducta de los ocupantes de la moto, éstos fueron abordados por los efectivos, quienes los identificaron como Sebastián Figueroa Medina, de 26, poseedor de antecedentes penales, y J.E.R.P., de 23, ambos domiciliados en Young.
“Se rompió la moto”
Indagados, dijeron que procedían de Paysandú y se dirigían a su ciudad cuando la moto en la que viajaban sufrió un desperfecto que los obligó a detener la marcha. Lejos de creer tan burda versión, los policías de San Manuel inspeccionaron el monte al que había ingresado la moto y descubrieron, diseminados entre la gramilla, dos envoltorios de nailon con una trozo compacto en forma de piedra, de color amarillento, similar a la pasta base; otro envoltorio con dos trozos de sustancia vegetal similar a la marihuana y un tercero con elemento parecido a la cocaína.
Los efectivos actuantes informaron lo sucedido a sus superiores y hasta el lugar se trasladó el encargado de la Seccional Cuarta, comisario Ricardo Coelho, quien solicitó la presencia de personal de Policía Técnica para documentar el hallazgo de la droga, así como de policías especializados de la Brigada de Narcóticos.
Figueroa Medina y J.E.R.P. fueron conducidos a la comisaría, en donde, luego de extensos interrogatorios, coincidieron en admitir que eran consumidores de las drogas ocupadas, a las que, en caso de surgir compradores, también las comercializaban.
VIGILANCIA Y OPERATIVO
A la vez, averiguaciones practicadas permitieron sospechar que los detenidos estarían relacionados con Almanza Bertullo y ello llevó a inferir que la droga requisada había sido adquirida en el expendio de “Slash” en plaza Acuña de Figueroa, por lo que durante toda la jornada se instaló una disimulada vigilancia, con el principal propósito de detectar movimientos que indicaran que el vendedor había tomado conocimiento de la reciente captura de sus compradores.
Finalmente, se montó un amplio despliegue y se procedió a allanar la casa de dos plantas. Una inspección de la casa permitió incautar una bolsa con cocaína en el interior de una heladera, un trozo compacto --denominados “piedras” en la jerga de los consumidores-- de marihuana, un libro contable en el que figuraban nombres y cifras al parecer correspondientes a transacciones; así como un revólver calibre .38 carente de documentación, con marca y numeración ilegible.
A la vez, en el fondo de la casa se decomisó una decena de plantas de cannabis sativa de aproximadamente 1,80 metros de altura, con apariencia de haber sido cultivadas con los cuidados que exige la especie de cuyas flores se extrae la marihuana.
PEDÍAN PLANTAS Y HOJAS
Según pudo constatar EL TELEGRAFO, único medio presente en el lugar del operativo, mientras se desarrollaba el procedimiento se congregaron algunos allegados al ocupante de la casa; entre ellos el hijo de un conocido narcotraficante sentenciado a cinco años de penitenciaría.
Asimismo, se registró un hecho anecdótico cuando transeúntes --varios de ellos con hijos menores--, atraídos por el despliegue policial, comenzaron a solicitar a los policías que les obsequiaran las plantas requisadas o al menos algunas hojas. Alguno de ellos intentaron incluso extraer hojas sin ser vistos, por lo que los policías debieron apresurarse en poner a resguardo las plantas en la camioneta policial.
A LA COMISARIA
Esposado, Almanza Bertullo fue conducido a la sede policial donde interrogado, dijo que la sustancia ocupada en su casa era para su consumo, que las plantas la sembró y al arma ocupada se la regaló un desconocido, aunque la Policía considera altamente probable que el revólver --cuya procedencia resultó imposible establecer-- le fuera entregado como forma de pago de estupefacientes.
En conocimiento, la Justicia dispuso que los detenidos permanecieran a su disposición y fueran conducidos ayer a la sede judicial junto a los elementos de prueba incautados durante el procedimiento policial.
Tras tomar declaraciones, se dispuso los procesamientos con prisión de Almanza Bertullo y Figueroa Mediana por un delito continuado de suministro de sustancias estupefacientes y sin prisión de J.E.R.P., por un delito de facilitación al suministro de estupefacientes.
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