Paysandú, Sábado 08 de Febrero de 2014
Opinion | 04 Feb La producción olivícola de Uruguay dará este año un salto espectacular en la cosecha del próximo otoño, si se tiene en cuenta que de los 300 mil a 400 mil litros de aceite de oliva obtenidos en la zafra 2013 se llegará este año al millón de litros.
Así lo anunció a El Observador el presidente de la Asociación Olivícola Uruguaya (Asolur), Daniel Davidovics, quien a la vez consideró que el mínimo estimado es de unos 800 mil litros. Según el productor este crecimiento obedece a “una combinación” de plantas que empiezan a producir, un clima favorable y un incremento de la productividad, teniendo en cuenta que se estima que un olivo demora entre tres y cuatro año en comenzar a dar frutos.
Los olivos ocupan unas 10 mil hectáreas en todo el país, aunque no todas están en producción plena.
En su mayoría, las plantaciones se encuentran en el sur, pero en los últimos tiempos se han extendido a Paysandú y en Salto, donde también hay una planta procesadora de aceite.
La mayoría de las plantaciones en Uruguay se han volcado a hacer aceite y recién ahora están empezando a aparecer algunos productores que están invirtiendo en la preparación de plantas para la producción de aceitunas de mesa, que son líneas productivas y comerciales distintas al aceite, acotó el presidente de Asolur.
Pero las perspectivas son mucho más auspiciosas que este presente de un millón de litros, desde que tiene la expectativa de que en una década Uruguay llegará a producir 10 millones de litros de aceite de oliva.
La producción de aceite de oliva uruguayo tiene el respaldo de un instituto de la Facultad de Química, que ha sido certificado por el Consejo Oleicola Internacional (COI), que permite “hacer la evaluación sensorial de los aceites”, en tanto a fines de 2012 se creó el conglomerado olivícola en la órbita de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), donde se trabaja en el desarrollo del rubro junto a los ministerios de Ganadería y de Industria.
En 2013, el 73% de las exportaciones de aceite de oliva fue para Estados Unidos, el principal mercado importador de Uruguay y del mundo, en tanto le siguió Brasil con el 15% de las colocaciones; pero por otra parte, los uruguayos consumen 1,5 millones de litros de aceite de oliva al año, en su mayoría importado. Ello indica que si bien en un futuro puede haber una sustitución de gran parte de las importaciones, los productores tienen claro que el desafío es consolidar las exportaciones, si se evalúa que aunque todavía en pequeños volúmenes, la exportación de aceite de oliva producido en nuestro país asoma como un rubro de buen potencial que recién comienza a ser explotado comercialmente, aunque no han llegado por ahora inversiones de gran envergadura --a excepción de algún emprendimiento en el sur-- pese a su promisorio horizonte.
La producción de aceite de oliva implica un valor diferencial en calidad que hasta ahora ha sido una apuesta menor con relación a los grandes emprendimientos agrícolas y agroindustrias, pese a tratarse de un país que tiene suelos aptos y un clima que se adapta a las necesidades de esta producción, y que actualmente presenta mayores atractivos en rentabilidad ante la mejora en la ecuación costo-beneficio, debido a un alta demanda del producto por sus propiedades beneficiosas para la salud y la prevención de enfermedades cardiovasculares fundamentalmente.
Desde 2004 funciona la Asociación Olivícola Uruguaya (Asolur), que cuenta con un centenar de socios, nucleados en torno a 18 plantas elaboradoras del aceite, pero más de un productor se agrupa en una planta para aprovechar la infraestructura y reducir costos de producción, naturalmente, en tanto se prevé la construcción de nuevas almazaras, como se denomina a las prensas de aceite, a medida que crezca la superficie cultivada.
Incluso en el caso de Paysandú hay emprendimientos en marcha, y a todas luces estamos ante un rubro productivo muy promisorio, que ofrece buena rentabilidad pero que a la vez requiere de créditos especiales para quienes se vuelquen a esta explotación, desde que debe aguardarse algunos años para que las plantas ingresen en producción y comience el retorno de la inversión, pero en todos los casos, si se logra el necesario balance en cuanto a los plazos de financiación para quienes inviertan en el sector, es de esperar que este renglón logre en los próximos años una expansión considerable, en el marco de una diversificación que es siempre bienvenida en la base de nuestra producción agropecuaria.
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