Paysandú, Miércoles 12 de Febrero de 2014
Opinion | 09 Feb Hace rato que el ministro de Transporte, Enrique Pintado, es cuestionado por su desempeño frente al caso Pluna, tanto como para que el presidente José Mujica haya pensado en cesarlo en diciembre pasado hasta que la mano sostenedora del vicepresidente Danilo Astori se interpuso para que se mantenga la cuota política de su sector, el Frente Líber Seregni (FLS), en el gabinete ministerial. Es que el astorismo viene bastante malherido desde su apoyo explícito al exdirector nacional de Casinos, Juan Carlos Bengoa, cuya actitud resultó reprobada por el entonces presidente Tabaré Vázquez, desnudando un enfrentamiento con buena parte del Frente Amplio.
Más de seis años después, Astori defendió hasta última instancia al exministro de Economía Fernando Lorenzo, tras la liquidación de la exaerolínea uruguaya y cuando la situación no dio para más, aceptó su salida. Ahora se repite la historia con otros ribetes.
Los informantes existentes en la Torre Ejecutiva, que han cumplido en todo momento un mejor papel que la mismísima oposición, indicaron que Presidencia había comenzado una investigación secreta sobre Pintado por su vinculación con un empresario de la construcción y la presunta compra de inmuebles de alto valor.
Posteriormente, Presidencia negó en un comunicado que se encuentre en curso tal investigación y que tampoco estuvo en duda su continuidad ni que Astori realizara gestiones para mantenerlo. No importa, la cancha ya está embarrada hace rato.
Si a esto se suma la remodelación de una oficina “paralela” al despacho ministerial a un costo de $195.000, para realizar con mayor tranquilidad sus reuniones, la mezcla resultará explosiva en un año electoral y ante situaciones de sensibilidad social como las inundaciones y el desastre vial.
O los cuestionamientos desde la propia interna frenteamplista acerca de la supuesta condición homosexual del expresidente de Ancap, Raúl Sendic, que debió negar en una entrevista “a cara partida”. Incluso el planteo realizado por la precandidata del FA, Constanza Moreira, de recortar recursos asignados a las Fuerzas Armadas, continuar su reducción y ajustar su funcionamiento, ha sido resistido por el ministro Eleuterio Fernández Huidobro. El jerarca arremetió sobre el “insulto y la ignorancia supina” de la propuesta, donde se dijeron “muchos disparates”. Moreira reclamó altura en los debates y el diputado Luis Puig –que apoya la candidatura de Moreira-- calificó al ministro de defender a los “militares asesinos y torturadores”.
Estos son algunos ejemplos del estilo de confrontación de opiniones que han surgido desde la propia interna frenteamplista, sin necesidad de que la oposición mueva un dedo. Y así se ha ejecutado el comienzo de la campaña electoral; encendiendo el señalero para un lado, pero doblando hacia el otro.
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