Paysandú, Miércoles 12 de Febrero de 2014
Opinion | 12 Feb El desfile del pasado domingo mostró las luces y las sombras del carnaval sanducero, pero también de todos quienes tienen alguna responsabilidad en su organización y en su desarrollo. En primer lugar, dejó en claro una vez más la entrega de los conjuntos participantes, que volvieron a lucir sus atuendos carnavaleros hechos con ingenio y paciencia.
También que al sanducero le sigue gustando el carnaval como siempre, que no ha decaído el interés --como de tanto en tanto se expresa-- y que los desfiles siguen atrayendo a miles de personas.
Por otro lado, quedan asimismo cosas que deberían corregirse. Y otras que recuperar, porque hace años se las disfrutaba y hoy ya han desaparecido. Para empezar, no parece apropiada la semipeatonal para realizar un desfile de carnaval, en la medida que las agrupaciones tienen un espacio muy reducido. Precisamente el desfile de carnaval (o cualquier otro) se luce si hay suficiente espacio para bailes y figuras. Esto es especialmente cierto en el caso de grupos lubolos y en scolas do samba. Si se quiere mantener 18 de Julio como el lugar donde realizar los desfiles de carnaval, quizás sea tiempo de pensar en hacerlos desde 33 Orientales al Oeste.
Por otro lado, el carnaval es una fiesta, pero la ciudad no ha sido decorada adecuadamente. Y hace años que no se coloca iluminación ornamental en 18 de Julio como se hacía hace ya unos cuantos años. Otras ciudades sí lo hacen. Fue algo que Paysandú tuvo durante muchos años y que perdió en los años ‘90. Tiempo es de recuperarlo, en la medida que no es realmente oneroso.
Pero además, y quizás esto sea lo más complejo, 18 de Julio no se vio bien iluminada, no para un desfile. Para disfrutar del esfuerzo que hacen los carnavaleros, para apreciar realmente sus trajes, se hace imprescindible reforzar la iluminación, algo que tampoco es nuevo, porque se hizo durante muchos años.
Finalmente, hace ya años que la calle por donde pasa el desfile debe ser compartida por quienes desfilan con niños, adolescentes y hasta los propios carnavaleros que una vez que terminan el trayecto suben por 18 de Julio, no por la vereda sino por la calle.
También hace muchos años, la custodia policial en buena medida contenía --aunque no del todo-- el correteo de niños y el incesante caminar de los adolescentes. Empero, tomar ejemplo de Montevideo sería lo ideal. Colocar un grueso vallado, pesado, que deje la calle a quienes desfilan y permita a quienes quieren disfrutarlo hacerlo sin restricciones.
Hay mucho por mejorar, pero lo bueno es que Paysandú tiene su carnaval y su desfile. Mejorar siempre se puede. Manos a la obra.
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