Opinion | 11 Feb Ingresamos decididamente en un 2014 que es año electoral, lo que no es poco decir en un país donde ya desde mucho antes todo lo que ocurre y las decisiones pasan por un código especial teñido de subjetividades político- partidarias e ideológicas.
Igualmente hay temas recurrentes, pese a que pasan los años, pasan los gobiernos y siguen pendientes de dilucidación pese a que han sido motivo de anuncios y manifestaciones de buenas intenciones, como la reestructura y reactivación del ferrocarril. Así, pese a que la idea de la Administración Mujica era que la nueva operativa de cargas ferroviaria integrada en el 51 por ciento por AFE y en un 49 por ciento por la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) comenzara a funcionar a partir de marzo del año pasado, las concreciones siguen ausentes.
Uno de los elementos clave precisamente para poder entablar cualquier acción en este sentido refiere al traspaso de trabajadores a esta nueva empresa y definir el futuro de los empleados excedentarios de AFE, teniendo en cuenta el rechazo de la Unión Ferroviaria a la propuesta del Poder Ejecutivo, que ha dejado en la incertidumbre este paso imprescindible.
Esta sucesión de indefiniciones, de marchas y contramarchas, de callejones sin salida aparente, le costó en su momento el puesto al ex presidente de AFE Jorge Setelich, quien por ejemplo había manejado que el transporte de piedra podría constituirse en una tabla salvadora para el ente en 2013 y generar un “salto cuantitativo” en el volumen de carga movilizado por el tren.
De acuerdo al jerarca, el directorio había definido como una de sus prioridades para 2013 generar un plan para la incorporación de 40 vagones y dos locomotoras con una inversión del orden de 10 millones de dólares. La construcción de la planta regasificadora en la bahía de Montevideo es la base para esta iniciativa, teniendo en cuenta que la posibilidad de sumar el transporte de piedra para la construcción de la escollera que requerirá el barco regasificador, potenciará los volúmenes de carga y facturación del ente. La construcción de la planta regasificadora requerirá transportar un gran volumen de piedra, y para ganar tiempo y ahorrar recursos, AFE se asoció con Ancap para tramitar los permisos de las canteras para obtener el volumen de piedra que demandará la planta regasificadora, pero las cosas no han salido como se esperaba, y en medio ha quedado el cese de Setelich en la presidencia del ente. La falta de acuerdo con la Unión Ferroviaria sin dudas entorpece los pasos siguientes en cuanto a la reconversión del ferrocarril y generar el aporte de este instrumento logístico en la infraestructura de apoyo que necesitan sectores productivos primarios en el Uruguay.
Por lo demás, ingresamos de lleno en el año electoral, en el que tradicionalmente se hace poco y nada valedero en el gobierno y además cualquier movimiento está contaminado por la condicionante de costos políticos y beneficios electorales.
Por lo tanto, más allá de decisiones políticas y eventuales anuncios, la negociación y relación con el sindicato por este tema aparece como muy compleja, teniendo en cuenta además que --como todo gremio-- se ha creado para defender sus intereses, y por ahora nada indica que pueda avanzarse en esta reconversión si antes no se logra una propuesta satisfactoria del Poder Ejecutivo.
Por lo tanto, ante un conflicto de intereses y el condicionamiento del año electoral, el margen de maniobra en este 2014 no permite ser muy optimista respecto a realizaciones, lo que explica esta agonía e indefinición que se mantiene hasta hoy, con postergaciones en la toma de decisiones, que no son fáciles, por cierto, teniendo en cuenta la magnitud de los recursos que se necesitan.Pero sobre sobre todo lo que se requiere es un proyecto viable, que no puede depender por ejemplo de requerimientos coyunturales, cuando la respuesta que se necesita radica en un plan de trabajo y negocios a mediano y largo plazo que sea creíble y forme parte de una reestructura drástica que no debe seguir postergándose. Subsisten por lo tanto serias dificultades para poder contar, en un plazo razonable, con un ferrocarril más o menos a tono con los desafíos logísticos que tiene el país, y que se irán agravando con los años.