Paysandú, Sábado 15 de Febrero de 2014

Dr. Pablo Mieres

Legislación electoral no refleja exactamente en el Parlamento la votación de los ciudadanos

Locales | 09 Feb Las imperfecciones o incongruencias de nuestra legislación electoral deberían ser objeto de un análisis profundo y correctivos, en la óptica del líder del Partido Independiente, Dr. Pablo Mieres, quien recordó a EL TELEGRAFO que el sistema de asignación de bancas adoptado en nuestro país desde hace largas décadas, denominado D’hondt, si bien era una de las alternativas dentro del principio de la proporcionalidad, sin embargo a la hora de la distribución “tenía un leve sesgo a favor de los partidos y fracciones mayoritarias”, en tanto por otro lado “nuestro sistema electoral ha adoptado un límite para el triunfo presidencial en primera vuelta que es el más exigente del mundo, tratándose del único caso en el que el candidato ganador debe tener mayoría de votos no solo frente a la suma total de sus adversarios, sino también incluyendo a quienes habían votado en blanco o anulado el voto”.
Hizo hincapié en que “en la última elección nos encontramos frente a circunstancias en que estas dos disposiciones han tenido incidencia directa en el resultado electoral, en un caso otorgando mayoría parlamentaria a un partido que no había alcanzado la mayoría de los votos y, en sentido contrario, impidiendo que el candidato de ese partido pudiera triunfar en primera vuelta a pesar de tener mayoría parlamentaria, lo que llevó a que se realizara una segunda vuelta muy peculiar, puesto que el candidato del Frente Amplio ya tenía el apoyo mayoritario en el Parlamento, por lo que en caso de no haber triunfado habríamos tenido una grave crisis de gobernabilidad”.
La idea de Mieres consiste en llevar la mayoría de votos requeridos para que un candidato presidencial triunfe en primera vuelta al 50% más uno de votos válidos y a su vez aplicar un sistema de asignación de bancas que se ajuste más directamente a que la mayoría parlamentaria coincida con la mayoría electoral, pero a la vez subrayó que “no es razonable acordar modificaciones a las reglas de juego cuando ya ha comenzado el partido de cara a las próximas elecciones”.
Sostuvo que ante estos planteos, “hemos podido apreciar sorprendentes y enojadas reacciones de parte de representantes del Frente Amplio. En particular, la presidenta de esa fuerza política calificó de ‘escandalosas’ estas reflexiones y Jaime Secco, periodista del portal Uy Press, dedicó una columna a descalificar mis ideas”.
Consideró que “hay un cierto reflejo paranoico en el partido de gobierno que busca casi instintivamente descalificar cualquier iniciativa que implique discutir las reglas de juego por miedo a que esas ideas tengan por objeto una intencionalidad directa de afectar la continuidad de ese partido en el gobierno”. Hizo hincapié Mieres en que de las dos ideas que planteó, una de ellas es directamente una modificación “que favorecería al partido mayor, es decir el Frente Amplio, por cuanto baja el listón para acceder a la Presidencia sin necesidad de ir a una segunda vuelta presidencial. Es claro que en las actuales circunstancias el único partido que puede aspirar a alcanzar el triunfo en primera vuelta es ese partido”.
A la vez reconoció que la segunda idea afecta a los partidos y fracciones mayoritarias, “aunque de manera muy leve”, teniendo en cuenta además que “todos los manuales de derecho electoral coinciden en señalar que el sistema D’hondt (de cociente mayor) otorga una ventaja a los partidos y sectores mayoritarios con respecto al sistema Hare (de resto mayor)”.
“De todos modos, vale decir que el sistema D’hondt es de cualquier forma una solución proporcional que no tiene el efecto de potenciar enormemente a las mayorías. Lo que ocurre es que en circunstancias límite le permite alcanzar la mayoría en cargos aunque no alcance la mayoría en votos”, explicó.
Destacó que es “razonable y deseable” que exista el mayor ajuste posible entre la expresión ciudadana del voto y la representación parlamentaria de cada partido”, lo que a su juicio no se dio en la última elección, por cuanto el Frente Amplio “alcanzó el 49,3% de los votos válidos (1.105.262) y sin embargo obtuvo el 50,5% de los cargos parlamentarios en la Cámara Baja y el 53,3% de los cargos en el Senado (sin contar el plus del vicepresidente). A su vez, obtuvo el 48% de los votos emitidos (es decir, sumando los votos en blanco y anulados). Con el sistema Hare eso no habría ocurrido”.
Reflexionó asimismo que una de las estrategias tradicionales del Frente Amplio es “ponernos en la misma bolsa” con blancos y colorados, “calificando a todo el que no es frentista como parte de la derecha. La otra estrategia tradicional del discurso de algunos dirigentes frenteamplistas es ubicar a todo el que no integra ese partido como un enemigo jurado que busca perjudicar injustamente al Frente”.
“No importa que la reflexión expresamente indique que no es para que sea resuelta en un año electoral, no importa que el análisis sea ecuánime en señalar correcciones que pueden favorecer en algún caso a uno y en otros casos a otros. Lo que importa es generar la idea de que se los busca perjudicar electoralmente, señalando incluso que se busca ‘ganar en la liga lo que no se obtiene en la cancha’, lo que a juicio de Mieres está muy lejano a la verdad.


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