Paysandú, Domingo 16 de Febrero de 2014
Locales | 10 Feb La Dirección Departamental de Salud continúa efectuando un seguimiento del último reporte de hantavirus, que le costara la vida a un joven empleado de un tambo cerca de la ciudad de Paysandú. Los referentes epidemiológicos se mantienen alertas, en tanto se trata del primer caso en el departamento y el segundo que se registra al norte del Río Negro desde 2010.
El director departamental de Salud, Juan Gorosterrazú, dijo a EL TELEGRAFO que “se mantienen las pautas de trabajo para la prevención de futuros casos”; no obstante, reconoció que “en algún momento pudo registrarse otro con una sintomatología similar donde un paciente --tras sentir una mejoría-- abandonó la consulta”.
Gorosterrazú informó que “la sintomatología es bastante inespecífica, con un cuadro de hipertermia (fiebre), descompensación respiratoria y en base a esto se tratan otros como dolores. La evolución depende del estado inmunológico de la persona”.
Las tecnólogas en Salud Ocupacional Paula Stanko y Silvana Saporito, efectuaron los relevamientos en el lugar y aseguraron que el primer paso es identificar al factor de riesgo. “Una vez identificado se trata de eliminarlo o minimizar el impacto negativo en la salud del trabajador. En este caso es un poco difícil identificar al vector, que es el ratón de campo; por eso se actúa viendo las condiciones de trabajo y si el roedor vive allí o frecuenta el lugar”. Posteriormente se determinan “las vías de ingreso, porque cada enfermedad se transmite de una manera diferente y con el hantavirus teníamos que ver si el trabajador accedía a lugares cerrados, poco ventilados, mal iluminados o secos donde este virus fuera inhalado a través del bioaerosol que se forma en el aire”.
Stanko afirmó que estos condicionantes no se encontraron en el lugar. “Las condiciones del tambo no estaban dadas para que se propicie el virus porque está ventilado, iluminado y con condiciones de humedad. En cuanto a los lugares de acceso del trabajador, que era la casa ubicada a unos 50 metros del tambo y un galpón para la ración, contaban con aberturas que estaban permanentemente abiertas y otras que ocasionalmente se cerraban”, señaló.
Saporito consignó que “es muy difícil saber donde adquirió el virus. Hay que ir para atrás, pero la investigación continúa y se deben observar otros lugares donde exista la posibilidad de transmitir la enfermedad”.
LAS MEDIDAS ESTABLECIDAS
Las tecnólogas aclararon que su tarea en la Dirección Departamental de Salud comprende las habilitaciones del MSP a través de la División de Salud Ambiental y Ocupacional, con un relevamiento de los procesos productivos “que son variados y se hacen en bodegas, metalúrgicas, empresas de control de plagas, aserraderos, entre otras industrias locales”.
Posteriormente se efectúa una habilitación higiénico-sanitaria, establecido en un decreto como policías sanitarias para llevar adelante las inspecciones de referencia. “En estos procesos se detectan los factores de riesgo que pueden provocar un accidente laboral o una enfermedad profesional y en base a eso se establecen medidas para tratar su eliminación o minimizar su exposición al trabajador”, indicaron.
En este emprendimiento puntualmente se estableció “la medida de capacitación de los trabajadores, sobre todo con el uso de los equipos de protección personal que deben utilizarse en todos los procesos productivos y que cuesta su instrumentación por parte del trabajador porque se comprende que es molesto. Sin embargo es la única medida de protección”, agregaron.
No obstante, puntualizaron que la salud ocupacional tiende al desempeño en un ambiente favorable, actuando primero en la fuente que genera un riesgo, prosigue en el medio ambiente y por último en el equipo de protección personal. Saporito explicó que “el equipo de protección personal es una medida provisoria o complementaria en la mayoría de los casos, porque si fomentamos su uso estamos diciendo que el riesgo está, cuando en realidad apuntamos a eliminar ese factor de riesgo”.
La técnica agregó que “hoy podemos abordar una zoonosis y mañana concurrir a un aserradero, cuyas características son totalmente diferentes, porque la consigna es la misma. Es tratar de cuidar al trabajador para que no se accidente o no se enferme y en lo posible --aunque es muy ambicioso-- adaptar el trabajo al trabajador y no al revés”.
Finalmente Gorosterrazú destacó la tarea de las tecnólogas mencionadas, cuyo equipo se completa con María Inés Musso, y de la existencia del Área de Salud Ocupacional y Ambiental, “porque trabajan en forma conjunta con el oficial de higiene ambiental, enfocando la salud desde sus condicionantes”. El referente ministerial resaltó que los factores medioambientales, el entorno y los estilos de vida comprenden el 65% de las razones por las cuales se adquieren las patologías. “Después, poco tienen que ver las prestaciones de salud, que tienen un 11% de incidencia y el resto es lo que se conoce como la biología humana y la genética”, concluyó.
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