Deportes | 17 Feb En un partido de fútbol no se pueden errar tantas chances como le aconteció a la selección mayor de Paysandú en su juego de visitante ante Rivera, partido disputado el sábado en el Estadio Atilio Paiva Olivera. Ese ha sido el gran déficit del equipo de Sergio Esquivel a lo largo de su participación en el Torneo del Litoral Norte, y en este último partido no se apartó del libreto, porque generó alrededor de unas 10 chances y solo pudo anotar una. Fueron tres muy claras en los primeros minutos del primer tiempo, los de mejor momento de Paysandú.
Hubo un gran despliegue en mitad de cancha en el equipo blanco, con la marca que imprimía en esa zona que había intentado poblar el equipo riverense, con Aníbal Correa y Jonathan Soria como ejes centrales y las salidas por afuera de Ruben Lima, muy activo en sus desplazamientos para llegar al fondo o para el toqueteo de balón con Martín Medina y de Carlos Logiurato, quien aparecía destapado por izquierda pese a que bajaba metros a colaborar en la zona defensiva.
Cuando el juego de Paysandú salía claro desde mitad de terreno hacia el ataque y se ponían en funcionamiento a Medina, otra vez de gran partido, o Matías Morales, quien pone mucha fuerza y temperamento, ganando algunas pelotas divididas pero sin estar fino con el balón, aparecieron las oportunidades de gol, pero no se supieron concretar.
Mientras en la línea media se hacía fuerte Paysandú con su juego y llegaba bien en ataque, atrás no sufría consecuencias de riesgos, principalmente porque el dueño de casa no podía llegar con claridad y porque cuando lo intentó, estaban los caminos cerrados por una defensa sanducera que no daba tregua. Bien parados los centrales Julio y Luis Martínez, pero también ubicados posicionalmente los laterales Ignacio La Luz y Ronald Rosas, quienes también tuvieron tiempo para ser salida del equipo.
Pero esta vez no se cumplió aquello de que el que tiene el dominio y las ocasiones ciertas de convertir es más que seguro que llegue el gol. Sí se cumplió lo de que de tanto marrar situaciones, el rival cuenta con una y la mete adentro.
Y así fue que Rivera, que no había llegado con situaciones de anotar, recién a los 31’ aparece en el área sanducera con un cambio de frente de derecha hacia izquierda y por detrás de la defensa aparece Anderson Pérez para pegarle a la pelota en forma magnífica y poner el balón arriba, sobre el caño horizontal y marcar la apertura del tanteador.
Injusto, pero real. Y, entonces, a remar, a luchar y a jugar como se podía para tratar de igualar el partido y si era posible, ganarlo. Así fue que se le complicó la vida a Paysandú, que sintió el impacto de que de nada le sirvió el esfuerzo por superar al rival, que lo había conseguido, pero estaba perdiendo por mínima diferencia al término del primer tiempo.
Rivera comienza a tener el dominio del partido, se soltaron en juego sus volantes, con la conducción de Peter Rocha, apoyando el despliegue ofensivo de Anderson Pérez y Alberto Rodríguez, más anunciados con los ingresos de Jonathan Díaz y Vidarte, hasta que se fue expulsado Rocha.
Paysandú que se juega al todo o nada, quedando con línea de tres en el fondo, sumando futbolistas en mitad y arriba. Otra vez aparecieron las oportunidades y una de ellas fue concretada por Lima, pero que se quedó en debe de no saber definir las restantes.