Locales | 17 Feb JARDÍN DEL PUEBLO (murga). TE CUENTO. Dirección responsable: Luis Acosta, Eduardo Firpo. Dirección Escénica: Darío Martínez. Puesta en Escena: Pablo González, Jorge Pacheco. Textos: Jorge Pacheco. Vestuario: Adrián Bovero. Maquillaje: Angelina Torres. Escenografía: Daniel Velázquez, Eduardo Benítez. Tiempo de Actuación: 44.37 minutos. Anfiteatro del Río Uruguay. Miércoles 12 de Febrero de 2014.
Como es su tradición, esta murga sale al ruedo con los tapones de punta, como ese personaje que sueña con ser José Sasía (uno de los tantos exiliados por la dictadura 1973-1985) y clavarla en el ángulo. Propone un espectáculo de cuentos, el primero de ellos “Ramón Ramos”, un personaje que robaba flores en las tumbas para venderlas a otros dolientes. Otro, “Caperucita Roja”, cuento de tradición oral recogido por Charles Perrault en los 1600, que traslada la acción del bosque al Parque Municipal, en cuya Casita, el ex director general de la Intendencia, Horacio de los Santos y otros, realizaron en agosto pasado una fiesta de la que participaron menores de edad y hubo consumo de drogas, lo que derivó en varios procesamientos. En el salpicón sostiene que la de 1950, ganar el Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil no fue una hazaña, sino que hazaña fue la fundación del Frente Amplio el 5 de febrero de 1971, coalición política que no obstante --en el gobierno-- no muestra la “zurda prodigiosa” que “robó mi corazón”. La murga pone el énfasis en “Caperucita Roja” donde desde su cielo asa a fuego lento a de los Santos en el infierno, por la fiesta en la Casita del Parque. Lo hace con un lenguaje directo, sin ninguna creatividad, sin crítica carnavalera pero sí muy cerca del insulto de tribuna. Fácil, efectivo para cierto público, pero demasiado lejos de lo que es y lo que representa el carnaval. Incluso --quizás deliberadamente-- se exponen cosas inciertas, como la “trata de blancas” (en realidad trata de personas), delito que nada tiene que ver con los hechos acaecidos en la Casita del Parque.
No es la primera vez que la murga transita por su cielo, con sus alas de ángeles, enjuiciando a pobres y pecadores mortales. La murga, una vez más es la libre de pecado (¿lo será?).
Su vestuario es excelente (buen concepto escénico el que viste de lobos a los integrantes en “Caperucita Roja”, sus arreglos corales muy buenos, con énfasis en música folklórica y de tango, pero hay desajustes, no solo en el ensamble vocal, sino en la actuación de personajes, a veces fuera de tiempo o sin las líneas debidamente recordadas.
Si tener un buen coro, gastar buen dinero en vestuario y maquillaje para sumar puntos en categorías secundarias --que mucho ayuda a la hora de definir un concurso-- hace a una murga, “Jardín del Pueblo” es de las mejores. Si es simple cobardía insultar pintándose la cara, si es simple tontería creerse superiores al resto de los mortales, entonces esta murga aún debe aprender lo que realmente es carnaval y lo que es un acto creativo que devenga en un espectáculo. E.J.S.