Locales | 23 Feb “Unidad Popular es la renovación de un proyecto de izquierda, en una situación de país totalmente diferente a la de 1971”, dijo Gonzalo Abella, el candidato a Presidente por ese partido. Abella estuvo en Paysandú para la inauguración de la sede central del partido en 19 de Abril 1313 Bis, llegando luego a EL TELEGRAFO acompañado por los dirigentes locales Martín Andrada y Oldemar Molinelli, ambos del 26 de Marzo, uno de los sectores reunidos en Asamblea Popular-Unidad Popular. El club lleva el nombre de Aníbal Sampayo.
Abella, reconocido por la publicación de trabajos sobre identidad, historia y creencias populares del pueblo uruguayo, aseguró que “el Frente Amplio es hoy un partido neoliberal, lo que tradicionalmente catalogamos de derecha en cuanto a su diseño de políticas económicas. Es muy autoritario en sus políticas de Estado, y desgraciadamente ha perdido la brújula en lo que era la transparencia en la gestión del Estado, que alguna vez tuvo como compromiso electoral”.
Subrayó que “alguna vez el Frente Amplio levantó un programa netamente de izquierda, como se entendía la izquierda en 1971. Por aquellos años no tenían planteado el tema del medio ambiente. No se tenía la proyección de hoy, cuando la izquierda tiene que incorporar inevitablemente el tema del medio ambiente, no sólo por lo que está pasando sino para ser muy firmes y exigir responsabilidades ante lo que ocurre”.
“Desgraciadamente el Frente Amplio ha desvirtuado su linea tradicional”, agregó, “y se ha enredado de una manera irreversible con empresas inescrupulosas y saqueadoras a las que no se les pone ningún freno. Desde el punto de vista de la tenencia de tierras, del cuidado del agua -un precepto constitucional-, de la concentración de la riqueza o el mantenimiento de la pobreza; en esos temas, el Frente Amplio se conduce como un partido de derecha”.

DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE
“Los negros nubarrones que corrían en 1971 eran políticos”, recordó más adelante Abella, quien lleva como vicepresidente al dirigente sindical del taxímetro, Gustavo López. “presagiaban un golpe de Estado que sucedió en 1973. Pero los negros nubarrones son hoy aún más irreversibles, son el saqueo ambiental y la destrucción del patrimonio”, agregó Abella. “Por lo tanto, junto a las viejas banderas de la izquierda, la Unidad Popular recoge banderas que pudieron ser de los partidos Nacional y Colorado en su momento, cuando todavía eran partidos de ideas, cuando hoy son solamente una cooperativa de votos”.
“Cuando estos partidos eran de ideas, levantaban algunas sobre la dignidad, la soberanía. Eran ideas del viejo Batlle, de Leandro Gómez, la pureza de Saravia. Hoy nosotros levantamos un proyecto de emergencia nacional donde dentro de la estructura interna de Unidad Popular, instalamos un proyecto de construcción ciudadana participativo, descentralizado, donde además de nuestras grandes líneas de trabajo, se opera con un plan de emergencia, de mitigación de impacto”, agregó Abella. Además, “un plan local para cada pago o departamento, y dentro del mismo, uno de emergencia, de primeras medidas que vayan rumbo a lo que son nuestros grandes objetivos”.

UNA FUERTE BANCADA PARLAMENTARIA
“Tenemos el deber de ser realistas; nuestro principal objetivo es establecer un grupo de diputados y eventualmente obtener un senador”, aceptó Abella, expresando el objetivo electoral de Unidad Popular. “Así en el Parlamento podríamos expresar la realidad y las verdades que hoy no se dicen. En vez de estar atornillados a sus bancas, nuestros legisladores deberán recorrer el país, especialmente aquellas partes afectadas por la megaminería, por la plombemia y así por el estilo”, explicó.
Reconoció que “estamos con un escarbadiente, desafiando un poder de inversión enorme; estamos frente a cuatro partidos que entienden la campaña electoral ante todo como un problema de inversión y de marketing”.
Sin embargo Abella destacó que, aunque hoy carecen de las mismas herramientas electorales que los demás partidos, la realidad, lo que ocurra, puede venir en su ayuda. “Un escenario desastroso para el país nos beneficiaría mucho, aunque no es el deseable”, dijo y explicó: “supongamos que alguno de los grandes mega emprendimientos que hemos denunciado, por ejemplo la parte química genere un desastre que nosotros prevemos puede pasar en el futuro --y que deseamos que cuanto más se posponga mejor-- y eso genera un estado de conmoción pública donde la gente descubra que tenemos razón. Eso fortalecería nuestra posición y nos haría rápidamente escalar electoralmente, porque sin dudas el electorado reconocerá que solamente trabajamos con la verdad”.