Opinion | 20 Feb Un estudio realizado para el Ministerio de Industria y Energía identificó que la cantidad de lámparas utilizadas en los hogares uruguayos asciende a once millones y medio aproximadamente, y de estas casi el 68% de ellas son de bajo consumo.
Menos del 5% de los hogares no tienen ninguna lámpara de bajo consumo, en tanto, casi el 25% de los hogares únicamente tienen lámparas de bajo consumo. Por otra parte, con el afán de la reducción del gasto energético, UTE ha impulsado la adopción del uso de este tipo de lámparas, obsequiándolas a sus clientes.
El estudio señaló que casi el 80% de los hogares ha cambiado lámparas de bajo consumo con el plan de recambio de UTE, lo que se traduce en 900.000 hogares aproximadamente.
Sin duda, estas lámparas tienen importantes ventajas en relación a la eficiencia energética puesto que requieren menos electricidad para producir la misma cantidad de luz y, en comparación con las lámparas incandescentes, tienen una vida útil más larga. No obstante su principal desventaja es que es problemático deshacerse de ellas cuando llegan al fin de su vida útil ya que contienen residuos tóxicos, como mercurio y algunos componentes electrónicos, y lo ideal es llevarla a centros específicos de recolección.
Dado que el mercurio es una sustancia peligrosa, normalmente su uso está prohibido en equipos eléctricos y electrónicos pero se permite de manera excepcional en cantidades limitadas, por ejemplo, en lámparas fluorescentes compactas.
El mercurio podría salirse del interior de las lámparas si se rompen accidentalmente o se desechan junto con los residuos domésticos aunque si son llevada a puntos de recogida --que es lo que se hace en otros países-- puede reciclarse y no liberarse al ambiente.
En nuestro departamento y muchos otros del país, esos puntos de recogida son inexistentes por lo que cada vez que una lámpara de bajo consumo se “quema”, suele ser desechada con el resto de los residuos domésticos.
La existencia masiva de estas lámparas en los hogares uruguayos, así como el incentivo de su uso que se ha realizado, requieren de una rápida instrumentación de puntos de recogida y su posterior reciclaje en beneficio de la reducción del riesgo que el desecho irresponsable que este tipo de tecnología significa.