Paysandú, Miércoles 26 de Febrero de 2014
Opinion | 26 Feb El 21 de marzo La Unión Europea (UE) y Brasil celebrarán una reunión técnica con el objetivo de desbloquear definitivamente las negociaciones entre el bloque europeo y los países del Mercosur, las que llevan más de una década estancadas.
Este encuentro se llevará a cabo cuando todavía persisten diferencias significativas en el Mercosur, pero quedando ya en solitario la posición de Argentina, con sus serios problemas de política económica y su pésima imagen internacional. En tanto, el equipo brasileño ha acordado ese encuentro, que a la vez dará lugar a un análisis previo entre los países de la región en Montevideo a principios de marzo.
Uruguay precisamente, como manifestara el presidente José Mujica, está jugado al estribo de Brasil, y en pleno acuerdo con Paraguay de dejar a la nación vecina liderando estas negociaciones, sobre todo en la eventualidad de concretar un acuerdo a dos velocidades con la UE, en una primera etapa prescindiendo de la Argentina.
En la región, por lo menos en el sector empresarial, hay pleno convencimiento sobre la importancia de avanzar en esta dirección, y el sector exportador del país norteño subrayó el beneficio que puede reportar un acuerdo de libre comercio ante un mercado de 504 millones de habitantes, a la vez de señalar que no se puede perder esta oportunidad.
En el marco de estas gestiones la presidenta brasileña Dilma Rousseff se reunió en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, instancia en la que se resolvió que en la fecha indicada, en un nuevo encuentro en la capital belga, se presenten las ofertas de ambas partes para que luego concluyan, a la mayor brevedad posible, con un pacto comercial.
Le jefa de Estado brasileña expresó en Bélgica que “tenemos ciertas esperanzas y expectativas y esperamos que tras la reunión técnica de marzo seamos capaces de fijar una fecha para un intercambio de ofertas. El Mercosur ha estado haciendo un esfuerzo enorme para consolidar su propuesta. Ha habido muchos avances y estoy segura de que la parte europea hará lo mismo”.
En este proceso de largas e infructuosas negociaciones el Mercosur y la UE retomaron en 2010 el diálogo --tras una suspensión de seis años-- para cerrar un acuerdo de libre comercio entre ambos bloques. Pero las medidas proteccionistas adoptadas por Argentina --denunciadas por Estados Unidos y la UE ante la Organización Mundial del Comercio (OMC)-- y la suspensión el año pasado de Paraguay del Mercosur por la destitución del entonces presidente Fernando Lugo, nuevamente trajeron aparejado un atraso en las conversaciones.
Y si bien Brasil, Uruguay y Paraguay tienen puntos con amplias coincidencias respecto a las bases para concretar el acuerdo entre bloques, ante la renuencia argentina de avanzar en este camino, Brasil junto a Uruguay han transitado además por la senda de las negociaciones para ensayar dos velocidades desde el año pasado, aspecto que seguirá pesando en los próximos movimientos.
Según expresó el canciller uruguayo Luis Almagro, el acuerdo con la UE aún puede llegar a través de una oferta única del Mercosur más complementariedades nacionales o eventualmente una oferta 2+2 (Brasil y Uruguay por un lado, y Argentina y Paraguay por otro) o 3+1 (Brasil, Uruguay y Paraguay, con Argentina aparte).
Debe tenerse presente que la oferta del Mercosur, que apunta a facilitar el acceso principalmente para sus productos agrícolas en la UE, en tanto el bloque europeo intenta colocar a mayor escala sus productos industriales, abarcará a todos sus miembros, excepto Venezuela, que está en proceso de armonización aduanera con el resto de sus socios sudamericanos.
Por supuesto, la iniciativa de concretar un acuerdo con la UE es respalda por las gremiales empresariales uruguayas, sobre todo los exportadores, y en este sentido Alfredo Queijó, presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU) aseguró que para el país “lo mejor es realizar la mayor cantidad de acuerdos comerciales posibles”, no solo con la UE. “Siempre fuimos firmes opositores a que el Mercosur nos limitase (a negociar con otros países). Este tren sí que no se puede dejar pasar”, aseveró.
Precisamente el gran atraso en las negociaciones --lo que tiene que ver naturalmente con reductos proteccionistas en algunos países europeos, y ahora la situación de Argentina-- hace que urja que se pretenda sellar el pacto con el bloque europeo antes que éste lo haga con Estados Unidos, en unas negociaciones que vienen a buen ritmo.
A ello se agrega un factor nada desdeñable, que es la pérdida de beneficios arancelarios con Europa desde el 1° de enero, por lo que un acuerdo de libre comercio sería una respuesta de grandes beneficios para un escenario desde hace tiempo complicado para los países de la región.
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