Paysandú, Jueves 27 de Febrero de 2014
Opinion | 26 Feb ¿Qué pasa en Venezuela? Una parte de la información sostiene que desde el exterior se quiere desestabilizar el gobierno democrático de Maduro. Otra parte, que la población se levanta en contra de la inoperancia de Maduro. Entre tantas informaciones dispares, una cosa es clara: las movilizaciones se iniciaron en protesta por la inflación y la inseguridad. Lo malo es que ocurren en un contexto incendiario, en una ciudad particularmente violenta, como Caracas.
Es indudable que Nicolás Maduro cuenta con legitimidad electoral: fue elegido presidente, aunque con escaso margen. Pero cometió una serie de errores cuestionados a nivel local e internacional. Entre ellos no permitir el recuento de votos después de que la oposición, encabezada entonces por Henrique Capriles, demostró serias irregularidades en el comicio. Pero a su vez, la oposición es un grupo de partidos reunidos en una “mesa de unidad democrática”, la MUD, donde no todos piensan igual: los hay socialdemócratas y conservadores.
Lamentablemente, a la demanda popular por la inflación y la inseguridad, le ganó el fragor interno de todos los sectores que se disputan el poder y que han elegido el peor de los escenarios para reclamarlo para sí: las calles. Maduro habla ya de un intento de derrocamiento. Si eso es cierto, desde aquí, es difícil de asegurar. No obstante, lo que la población le pide --y eso incluye a muchos chavistas-- es poder vivir tranquilos, comprar alimentos y que no los maten ni despojen de sus bienes.
Resulta también obvio que muchos opositores esperan que caiga Maduro para que con él se derrumbe el socialismo impulsado por Chávez, fuertemente emparentado con el poder militar. Ante esto, el presidente venezolano profundiza la idea de invasión externa, acusa a Estados Unidos y Colombia y despliega tropas en las fronteras. Mientras tanto, los medios de prensa opositores fueron callados, censurados, cerrados definitivamente o en el caso de las cadenas internacionales que no dicen lo que Maduro quiere, expulsados del país.
También es cierto que el gobierno de Maduro tiene algo de “Carapintada”, ese movimiento militar argentino que buscaba terminar con los juicios por terrorismo de Estado. Es un gobierno fuertemente militarizado, nacionalista por definición.
En medio de todo, la gente común ve cómo no aparecen los cambios en las políticas públicas que reduzcan la inflación (en 2013, 56,2%) y mejoren la seguridad. La lucha en las calles no cesa, lo mismo que la sangre derramada, que ya ha costado la vida a decenas de venezolanos. Tristemente, aunque a nivel de derechos humanos Venezuela ya mereció el rechazo de las organizaciones más respetadas debido a la situación. No es la política la que domina el país, sino que predomina la visión militar. En ese sentido entonces, sólo se admite el verticalismo. Y las balas siempre serán una opción “razonable”.
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