Paysandú, Viernes 28 de Febrero de 2014

Un estribo algo inseguro

Opinion | 28 Feb Es notorio que al encontrarse Uruguay en una región en la que está rodeado por las dos mayores economías del subcontinente --es decir Brasil y Argentina-- su economía resulta condicionada por la influencia de los escenarios que se han dado históricamente en estos dos países, y sujetos por lo tanto a que sus avatares sean una fuente de contagio para nuestro desempeño, en el área que sea.
Están cercanas las consecuencias de la crisis desatada en la Argentina en 2001 y cómo arrastró a Uruguay, por su vulnerabilidad, al punto de que en nuestro país se dio en poco tiempo la mayor crisis económica de que se tiene memoria, en tanto dos años antes, en 1999, la maxidevaluación en Brasil nos había dado el sacudón inicial con secuela de empresas que se quedaron sin exportaciones por varios años y con el consecuente desempleo.
Actualmente, la inquietud respecto a la influencia de nuestros vecinos se ha dado por el lado de Argentina, con su reciente devaluación, su inestabilidad, el cierre a nuestras exportaciones y las trabas a las empresas argentinas para operar en puertos uruguayos, entre un sinfín de otras pequeñas zancadillas, mientras a la vez el presidente José Mujica ha reafirmado una y otra vez la necesidad de “subirnos al estribo” de Brasil.
Ocurre que como la mayor parte de las economías subdesarrolladas, por el lado de Brasil las cosas no marchan tan bien como las pintan, y subirse al estribo de un caballo desbocado no es muy recomendable, porque lo más probable es que terminemos dando contra el suelo.
Acontecimientos de los últimos meses indican que las cosas en Brasil distan de andar muy bien, como podía inferirse de los números macroeconómicos anteriores, y han surgido con insistencia y en forma cada vez más frecuente, voces de advertencia sobre la situación en el país norteño.
Una de las últimas la ha lanzado el analista jefe para América Latina de BBVA Research, Juan Ruiz, quien en diálogo con El Observador indicó que si bien Uruguay se verá beneficiado por la diferenciación que harán los mercados entre países fuertes y vulnerables, su exposición a Brasil y sus problemas --incluso más que su cercanía a Argentina y sus problemas estructurales-- obligarán a acompañar la suerte del país vecino.
Señaló el economista el deterioro en algunas economías que se veían más vulnerables, como Turquía, Brasil, India, Indonesia, pero no en aquellas economías cuyos fundamentos son sólidos y las políticas económicas siguen siendo prudentes, como los países de la Alianza del Pacífico.
Puntualizó que “el desequilibrio externo de Uruguay es bastante grande, de los más grandes de la región, pero está financiado completamente con inversión extranjera directa, que no es volátil; está ahí para aumentar inversión y, por lo tanto, capacidad productiva hacia adelante. Eso disminuye muchísimo la vulnerabilidad que uno asociaría a un déficit externo de 5%”.
Acotó que a diferencia de los países de la Alianza del Pacífico, Uruguay está muy integrado en el vecindario, en especial con Brasil. En ese sentido, “va a tener que acompañar la expectativa de depreciación del tipo de cambio entre 5% y 10% este año para ese país, en cierta medida para recuperar parte de la competitividad perdida en los últimos dos años. Uruguay es la excepción a este patrón que comentaba antes, porque a pesar de tener fundamentos sólidos, la integración con Brasil va a arrastrar a Uruguay por el lado del tipo de cambio, aunque no por el de la vulnerabilidad”.
Evaluó que ante este escenario, habría que focalizar la atención más sobre lo que pasa en Brasil que en Argentina: Yo focalizaría más la atención en Brasil. Habría que estar más atentos a lo que pase allí que en Argentina. El vínculo de la economía uruguaya con la de argentina se redujo muchísimo en los últimos 15 años.
El vínculo comercial se ha reducido, los vínculos financieros no son ni sombra de lo que fueron en el año 2002. Quizá por el lado del turismo todavía existe una vinculación importante, pero incluso allí hubo un cierto grado de sustitución de los turistas que llegan a Uruguay por turistas que incluso terminan gastando más per cápita que el argentino medio”.
Las reflexiones del ejecutivo de la entidad bancaria son pertinentes y se alinean con evaluaciones de otros analistas del escenario internacional, porque si bien en los últimos años también Uruguay ha logrado una diversificación alentadora de mercados, el haber quedado pegados a Brasil también genera dependencia de su suerte, sobre todo si se tiene en cuenta que el “modelo” de crecimiento de Brasil, basado en el consumo y el crédito y aprovechando la fuga de capitales de los países en crisis en el primer mundo, está dando señales de agotamiento, y ya se hacen necesarias reformas cuya proyección y consecuencias por ahora resultan imprevisibles.


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