OPINIÓN

Locales | 23 Feb La playa no avanza
 Hacía tiempo que no iba a las playas de Paysandú, mi ciudad, por vivir en otro departamento. Este domingo 16 de febrero de mañana tuve oportunidad de ir a la Municipal, en la zona de la bajada principal. Me dio mucha pena ver el estado de abandono en que se encuentra ese otrora hermoso lugar de esparcimiento.
Y pensar que habían sido declaradas “playas naturales”. Ahora son tan naturales que no tienen nada. Paso detalle para aclarar y demostrar que no exagero ni un granito de arena:
Pude ver dos casetas de guardavidas. Una vacía y en la otra (la de más al norte) había dos o tres personas (visto de lejos); supongo que una de ellas sería la de la caseta vacía, que se “aburrió” de su trabajo y se fue a conversar con su compañero/a...
Y el estado de sus lugares de trabajo deja bastante que desear. O sea que allí en la zona de la escalera principal, no había guardavidas. No hay boyas (apenas unas botellas de plástico que ni se ven); no hay banderas indicadoras; no hay nadie vendiendo algo (helados, choclos, diarios, bebidas, etcétera); no han cortado el pasto; la escalera de madera tiene partes rotas (me dicen que desde hace mucho tiempo); no hay parrilleros; apenas una canilla para lavarse (cuando funciona); no hay alquiler de sombrillas, ni de sillas, no hay recipientes (al menos unas bolsas) de residuos; no hay personal limpiando la arena; no hay una ambulancia cerca a disposición por si a alguien le pasa algo... no hay música, no hay bicicleteros, ni sombra para estacionar (a falta de árboles, bueno sería una malla sombra); no hay vigilancia (aunque sea esporádica); no hay espacios destinados al deporte y/o aerobismo (redes, aparatos, etcétera); no hay quien venda una aspirina; un filtro solar, un triste sombrero... Baños, no sé, porque no quise averiguar para no desmoralizarme del todo...
Lo que sí me enteré que hay es un “Plan de la Costa”, que --la verdad-- no sé para qué sirve ni dónde está... Pobre mi “Paysandú turístico”. ¡Es tanta la abundancia de escasez, que de tanto que hay para hacer, no hacemos nada! Y así nos va, porque (me olvidaba en el listado negro) lo que tampoco había, era gente (¿a qué vamos a ir y para hacer qué vendría el turismo?). Supongo que no será por maldad que no se hacen las cosas. Debe ser porque volvemos a caer una y mil veces en la trampa del huevo o la gallina. Pensamos: “si vienen, les ofrecemos servicios”, cuando la realidad de otras ciudades, (cuyos gobernantes no son tampoco el éxtasis de la inteligencia, pero..) nos demuestra que es exactamente al revés: primero la oferta y luego la demanda, o (más entendible) “primero los servicios y atrás de ellos los turistas”.
Esta temporada ya está perdida, por culpa del clima (menos mal que apareció alguien para cargarle la culpa) y de nuestra inacción. Pero, para la que viene, ojalá se nos ilumine la porfiada cabezota y podamos hacer aunque sea algo, de lo mucho que ya está inventado, y funciona.
Sanducero desilusionado