Opinion | 25 Feb La calidad de vida de las personas depende de muchos factores pero, indudablemente, los hábitos son uno de ellos. La obesidad y la hipertensión son problemas serios en la población uruguaya y cada vez afectan a personas de menor edad. Según la II Encuesta Mundial de Salud Adolescente del 2012, el 26,6% de los jóvenes uruguayos varones en edad liceal sufren sobrepeso, así como el 24,9% de las adolescentes.
En el marco de la Ley Nº 19.140 --que está vigente aunque aún sin reglamentar-- el Ministerio de Salud Pública instará a las escuelas y liceos a vender sólo comidas y bebidas saludables. Esto significa que no tendrán bebidas cola, snacks, alfajores ni otros alimentos considerados dañinos para la salud.
Jugos con un 100% de fruta, bizcochuelos hechos con aceite (sin manteca ni margarina), postres elaborados con leche (pero con un máximo de 12,2 gramos de azúcar cada 100 mililitros), frutas y cereales son algunos de los alimentos que serán comercializados en las instituciones educativas.
El objetivo es la protección “de la población infantil y adolescente que asiste a establecimientos escolares y liceales, públicos y privados, a través de la promoción de hábitos alimenticios saludables”, según establece la ley propuesta por el diputado nacionalista Javier García y aprobada el año pasado.
De acuerdo a lo proyectado por el Ministerio, en el marco de un plan de promoción de buenas prácticas alimenticias, se invitará a los padres a que sus hijos no lleven a los centros educativos aquellos alimentos que están prohibidos, en tanto que serán implementadas medidas de contralor para que las cantinas cumplan con lo dispuesto por el Ministerio.
Una de las cuestiones más complejas con miras a la reglamentación de la ley es la eventual delimitación de las distancias de los centros educativos de aquellos comercios, desde kioscos a supermercados, que vendan productos que se consideran no saludables.
Teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en muchos lugares con los comercios abiertos las 24 horas que venden incluso bebidas alcohólicas enfrente o al lado de los centros educativos, todo parece indicar que es casi imposible hacer esas delimitaciones. Si no se puede evitar la venta de alcohol a menores ¿prohibirán la venta de alfajores, por ejemplo?
Incluso, habría que preguntarse si es conveniente puesto que la mejora de los hábitos saludables viene fundamentalmente de la convicción y conciencia de las personas, no de las restricciones de mercado.