Paysandú, Lunes 03 de Marzo de 2014
Deportes | 03 Mar La Copa sigue, y Paysandú la mira de afuera. La Blanca quedó rápidamente eliminada de la Copa Nacional de Selecciones de OFI, sin poder clasificar en el Litoral Norte más allá de que llegó con chances a la última fecha del campeonato regional.
El equipo orientado por Sergio Esquivel, o lo que quedó del plantel pensado en primera instancia, hizo lo que pudo con muchos jugadores nuevos, dejó todo en cada partido, pero pecó a la hora de jugar al fútbol.
La eliminación sanducera fue lógica. Así como el rendimiento de un Paysandú que corrió y peleó cada pelota, pero que a la hora de jugar al fútbol hizo lo que pudo con su escasísima preparación en todo sentido. Sobre todo de tiempo, que fue otra vez demasiado poco como para aspirar a un título, más cuando se pide al entrenador un recambio, un trabajo a futuro, con caras nuevas.
El desorden organizativo fue tanto, que muchos pretenden no verlo. No solo no hubo tiempo de trabajar adecuadamente, y ni pensar de hacer un reacondicionamiento físico, sino que se llegó al debut ante Salto sin haber podido tener el plantel completo a disposición en ninguno de los partidos amistosos previos. Y tampoco en el primer partido por los puntos, por otro error administrativo que dejó a algunos jugadores afuera del plantel.
Así, poco a poco fueron quedando los que quedaron. Tan pocos que en el último partido Esquivel debió citar a un futbolista al que se había desafectado, para poder completar el plantel. Entre renuncias previas, portazos en medio del torneo y jugadores que quedaron sin poder ser convocados, la selección trabajó como pudo, sin tiempo y con los futbolistas teniendo como incentivo el vestir la camiseta de Paysandú, 100 pesos semanales por concepto de entrenamiento y 30 entradas por cabeza cada vez que se oficiaba de local. Y quedaron los que quedaron, poniéndole el pecho a las balas, dando la cara y recibiendo hasta insultos en la última presentación. La Blanca dio lo que pudo. Y fue directamente proporcional en lo futbolístico a la organización, a la soledad con la que se trabajó más allá de que de cara a las últimas fechas apareció un directivo clubista a colaborar, y a lo que se tuvo a disposición.
Porque si bien el presidente de la Liga de Fútbol, Nelson Manzor, dijo que podría haberse estudiado la posibilidad de concentración pero nadie se la solicitó, hubo ocasiones en las que no había dinero para pagar un refresco. O una cosa, o la otra.
La realidad era palpable en cada entrenamiento, en cada conversación con los futbolistas y el cuerpo técnico. Claro: había que estar para sentirla.
Lo bueno es que a la Liga le quedó dinero por la participación en el Litoral Norte, y que los clubes no deberán pagar déficit. “No hubo déficit: es más, hay plata en el banco”, dijo Manzor en el plenario clubista. Al hincha, es un hecho, de poco le importa.
La Blanca sigue siendo víctima de la desorganización que desde hace años llegó para enquistarse.
Como quien no quiere la cosa, es reflejo del fútbol nuestro de cada día. Porque, en definitiva, en el fútbol hay lógica.
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