Opinion | 03 Mar Una encuesta de la consultora Cifra, realizada a pedido del Partido Socialista, dio a conocer en abril de 2013 que la seguridad pública era el principal tema de los uruguayos, seguidos por la inflación, los impuestos y la educación. Según esa consulta, solo un 7% tenía como preocupación la eficacia del gobierno.
Es relevante destacar que la encuesta no se efectuó en un año electoral –el relevamiento se hizo entre el 23 de febrero y el 3 de marzo de 2013--, ni tampoco a solicitud de la oposición. Eso explica al menos que en la interna frenteamplista preocupa el tema, no obstante va en contraposición a algunos discursos.
Por ejemplo, con el del precandidato Tabaré Vázquez que --durante un acto en Santa Rosa-- explicó acerca de la existencia de dos tipos de seguridad. La “objetiva” que definió como “el grado de seguridad real que existe para los individuos, determinada por delitos reales y que se puede cuantificar” y la “subjetiva” o también denominada “sensación térmica”. El asunto es que cuando su partido pidió la encuesta, no especificó datos entre una y otra y los resultados están a la vista.
Vázquez rechazó los cuestionamientos que realiza la oposición a la seguridad ciudadana y dijo: “Si escuchamos los argumentos que dan por ahí dan ganas de salir corriendo, porque parece que Uruguay es el país más inseguro. Claro que tenemos problemas, pero estamos trabajando, nos preocupamos y nos ocupamos”.
En este punto, conviene recordarle que hace más de dos años y ante los alumnos de un colegio privado, reconoció que mientras era presidente solicitó ayuda al expresidente de Estados Unidos, George Bush, cuando visitó Uruguay y se reunieron en la estancia presidencial de Anchorena. En ese momento, Uruguay y Argentina mantenían las relaciones más tensas de las últimas décadas y cabía la posibilidad de “que no pasara nada hasta que hubiera un conflicto bélico”.
Más o menos con el mismo pensamiento transita hoy una dama sola por la calle o un joven que sale de estudiar o trabajar, con la posibilidad de que no les pase nada o de que sean rapiñados y lastimados. ¿Cuál sensación de inseguridad es más subjetiva? ¿Aquella o éstas?
Y a pesar de afirmar que “un presidente tiene la obligación de plantearse todos los escenarios posibles”, evidentemente no fue el caso del actual José Mujica, que en junio de 2010 –a poco de asumir-- y tras un diálogo con su par, Cristina Fernández, logró la reapertura de los puentes cortados desde 2007.
Por eso, las “sensaciones térmicas” no deberían apuntar a un mismo auditorio que, atento o no, puede recordar determinados hechos para dirimir con justeza la “objetividad” o “subjetividad” de quien habla.