Paysandú, Lunes 10 de Marzo de 2014

Con pragmatismo podremos sortear dificultades

Opinion | 06 Mar Por cierto que un escenario internacional problemático, en el que no hay seguridades absolutas y que en cambio presenta situaciones cambiantes, el pragmatismo y la habilidad para desenvolverse minimizando vulnerabilidades debería ser la virtud a potenciar por países como Uruguay, sin ataduras ideológicas que estrechen el radio de acción.
Y sin dudas que la diversificación tanto comercial como de relaciones diplomáticas es una llave maestra para alternar con nuestra pequeñez entre grandes economías, incluso en la región, que es donde además se están presentando actualmente los mayores problemas y condicionamientos.
En un mensaje introductorio al Informe y Memoria de la Gestión del gobierno nacional que el presidente José Mujica presentó el sábado 1º al Poder Legislativo, el mandatario hizo referencia precisamente a estos aspectos, e indicó que “nuestra escala nos vuelve vulnerables a las contingencias externas, pero a su vez nos otorga versatilidad para reposicionarnos en un mundo global que día a día se reconfigura”. Pero llamativamente el jefe de Estado no hizo mención alguna a la Argentina en este contexto, habida cuenta de que con el gobierno del vecino país se han registrado continuos desencuentros en los últimos años, y en la misma línea, tampoco en el informe del Ministerio de Relaciones Exteriores hay referencias a la Argentina.
En cambio, el Poder Ejecutivo identificó como “socios estratégicos” de Uruguay en la región a Brasil, México y Venezuela, y destacó que “las principales incertidumbres nos vienen del mundo y particularmente de la región”, en tanto con referencia al escenario interno del país evaluó como “destacable” la performance macroeconómica y mencionó que se espera un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) para este año del 4 por ciento, pese a que ya el ministro de Economía y Finanzas, Mario Bergara, ha adelantado que esta meta se corrigió a la baja y que se ha fijado en el 3 por ciento.
En lo referente a la política exterior, en la memoria el mandatario dijo que se da prioridad al acercamiento comercial con Europa y Asia, en tanto que respecto a la Alianza del Pacífico, que es un bloque de significativo crecimiento económico, el jefe de Estado solo mencionó que el vicepresidente Danilo Astori concurrió como observador a la VII Cumbre.
Es decir que podría decirse que el mensaje remitido por el Poder Ejecutivo al Parlamento es tan o más elocuente por lo que no dice que por lo que dice, al fin de cuentas, aunque resulte imposible incluir todos los temas en un documento de estas características, y se ha tratado de evitar por ejemplo que en una evaluación negativa de la relación con Argentina se incluyeran conceptos que hicieran irritar a Buenos Aires y la política de acercamiento que aún intenta ensayar con la administración de Cristina Fernández.
La mención a que nuestra pequeñez, a la vez de hacernos vulnerables ante las grandes economías, también nos permite ser flexibles para “reposicionarnos” en un mundo globalizado, debería asumirse como un buen dato en el sentido de que el gobierno entiende que no deberíamos sentirnos atados ni obligados a una región en la que Argentina ha “pateado los tarros” y violado sistemáticamente la letra y el espíritu del Mercosur, aunque ha reafirmado como socios estratégicos en la región a Brasil, México y Venezuela; quizás esto explique un poco el porqué del silencio cómplice a los atropellos a los derechos humanos del gobierno de Maduro, que ya va costando varias vidas venezolanas y centenares de heridos. Al fin y al cabo, el autoritario presidente caribeño --con reconocidas actitudes intervencionistas en distintos países sudamericanos, incluso durante el supuesto “golpe de Estado” en Paraguay, que no fue tal-- recientemente cortó relaciones diplomáticas y comerciales con Panamá sólo porque ese país pidió a la OEA que analice la grave situación que vive Venezuela.
Pero el punto es que en alguna medida nuestra pequeñez suma ventajas y desventajas, porque a la vez de no tener peso para influir en las decisiones de bloques ni contribuir a formar precios internacionales, por otro lado los intercambios de mercancías que son importantes para nosotros no lo son para economías más grandes, y resulta más fácil “colarnos” en corrientes comerciales sin que se interpongan grandes reparos de quienes se sientan afectados ante los relativos volúmenes de nuestras colocaciones.
Es decir que como todo es relativo, la habilidad consiste en convertir desventajas en puntos a favor, y de ahí la necesidad de contar con decisiones políticas que potencien esta visión diversificadora y desatada de condicionamientos ideológicos, porque en el mundo de hoy no hay amigos sino intereses compartidos o en conflicto, sobre lo que tenemos sobradas lecciones incluso en la región, y con consecuencias muy negativas, por cierto.


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