Paysandú, Miércoles 12 de Marzo de 2014
Opinion | 05 Mar Cada 5 de marzo se celebra el “Día Mundial de la Eficiencia Energética”. Los inicios de esta celebración se remontan al 5 de marzo del 1998, cuando en Austria se inauguró la Primera Conferencia Internacional de Eficiencia Energética, donde participaron más de 350 expertos en diferentes áreas como ingeniería, climatología y ambientalistas, por destacar algunos, en compañía de líderes mundiales, para atender las emergencias climáticas que afectan a la humanidad.
Esa fecha marcó un antes y después en la historia contemporánea del mundo, al destacar el papel protagónico de proteger el medio ambiente como única forma de obtener las diferentes formas de energías necesarias para el desarrollo humano.
El concepto de eficiencia energética se refiere básicamente a hacer un buen uso de la energía para, junto con el desarrollo de energías renovables y la utilización de transportes menos agresivos con el medio, tratar de frenar el cambio climático. Supone además la obtención de los mismos bienes y servicios energéticos, pero con menos recursos, sin renunciar a la calidad de vida, con menos contaminación, a un precio inferior al actual, alargando la vida de esos recursos. Para conseguir esta eficiencia energética, es necesario apostar por la mejora de los procesos, la cogeneración, el reciclaje y la reorientación de la producción hacia productos menos contaminantes.
En nuestro país, entre varias iniciativas, la Dirección Nacional de Energía lleva adelante el programa Eficiencia Energética (EE). Apoya emprendimientos que mejoren el rendimiento con energías renovables (como las pruebas de un ómnibus y de un automóvil eléctrico de la empresa BYD), y anualmente entrega premios a quienes apuesten o mejoren la eficiencia energética.
El mismo programa informa a los consumidores del desempeño energético del equipamiento que produce energía, con un sistema de etiquetas EE. Está basado en etiquetas de comparación. Los productos se clasifican según su desempeño energético en una escala representada por letras. La letra A identifica a aquellos equipos más eficientes, y a medida que uno se aleja en el abecedario hacia las letras F o G, el equipo es menos eficiente.
Es sin dudas un pequeño paso, pero de especial importancia si todos los usuarios tomáramos debida cuenta de esta escala al adquirir productos de estas características. La eficiencia energética es un freno para el cambio climático. Esta jornada pues, promueve la reflexión sobre nuestros hábitos frente al uso sostenible y racional de la energía, y para que empresas, instituciones y gobiernos revisen sus compromisos respecto a la utilización de tecnologías renovables.
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