Opinion | 11 Mar La vuelta a clase de los niños viene acompañada en Paysandú de una situación normal en cuanto a la provisión de cargos docentes en Primaria, de acuerdo a lo informado desde la Inspección Departamental de Escuelas.
A nivel nacional se estima que este año las inscripciones en Primaria arrojen un descenso de aproximadamente 5 mil niños y que la cantidad de maestros existente alcanza para cubrir los cupos disponibles aunque se prevén dificultades a la hora de completar suplencias que surjan en el correr del año, especialmente porque no habrá maestros sin trabajo como para tomar cargos en escuelas de jornadas de tiempo completo. Esto se debe a que la mayoría de los maestros trabajan en dos escuelas, una en la mañana y otra en la tarde.
Hasta 2010, mientras la matrícula en la educación universitaria aumentaba cada año la cantidad de docentes egresados de Magisterio y Profesorado no dejaba de disminuir, lo que preocupaba seriamente y era visto como consecuencia del evidente deterioro de la valoración de las profesiones docentes en el momento en que los jóvenes eligen carrera.
La matrícula de Magisterio estuvo en crisis hasta 2011 cuando egresaron unos 683 maestros en el país. Desde hace dos años se registra un aumento importante en la cantidad de egresados ya que en 2012 hubo 840 y aunque las cifras oficiales de 2013 estarán después de los períodos de exámenes de abril y julio, la directora general del Consejo de Formación en Educación, Edith Moraes, aseguró que superará ese número.
La meta es alcanzar los 1.000 egresados por año para 2015, como forma de acompañar la ampliación de la educación en edades tempranas que se viene dando, sobre todo en los niveles de 3 y 4 años.
La formación docente, que en nuestro país es educación terciaria no universitaria, reviste gran importancia no sólo como espacio de formación a generalizar como medio para incrementar la cobertura educativa en la población con 18 y más años de edad, sino que además es el dispositivo que forma a los docentes que atenderán a las futuras generaciones. Es de la formación docente que depende el volumen y la calidad de los recursos humanos con que las nuevas políticas educativas podrán contar. Cuando la calidad de la educación está en el ojo de la tormenta y todos reclamamos mejores resultados, no debemos perder de vista la calidad --y no sólo la cantidad-- de la educación de nuestros futuros educadores ya que ellos están llamados a desempeñar un rol fundamental en la instrumentación de los cambios necesarios.