Clientes de América y Europa

Locales | 10 Mar A casi un año de la inauguración de Tessamérica como continuidad de la ex Paylana y a cargo de sus trabajadores por la cooperativa Cotrapay, el nuevo emprendimiento está exportando el 95% de su producción a Brasil, Perú, Argentina, Noruega y Estados Unidos, aunque aún no ha logrado cubrir todos sus costos, haciéndolo en un promedio del 65%, atendiendo no solamente los gastos fijos sino además las reparaciones de algunas máquinas, cuyos repuestos son de alto precio y deben importarse. Así lo indicó a EL TELEGRAFO el directivo de Cotrapay Miguel Sabaño, quien detalló que “comercialmente estamos marchando bien, el 15 de febrero hubo un viaje a Brasil donde se presentó la colección de verano y los posibles clientes quedaron muy bien impresionados. Hay tres proyectos, por los que la semana que viene llega a Paysandú el comprador y sería una producción para dentro de dos meses, con una gran cantidad de metros de tela pero hay que ver el tiempo que nos lleva, cómo nos surtimos de lana o de hilados. Los tres son buenos proyectos y muy viables”. También hay otro negocio propuesto por un cliente brasileño, y “ya se están mandando un par de muestras, es para fabricar telas para la confección de camperas para la policía y la aviación. Es un proyecto muy lindo porque es con entregas periódicas de 10.000 o 20.000 metros por mes, pero hay para un año de trabajo”. Además, del otro contacto realizado en Brasil, “nos dieron una muestra para estudiar si podemos hacer esa tela cien por ciento lana para confecciones de la Marina, y lo estamos analizando”.
Representante en brasil
Otro de los negocios planteados refiere a una fábrica de tejidos de algodón, “también brasilera, y que tiene más de 50 vendedores en Brasil, que vieron nuestra colección y hay algunos productos que ellos pueden trabajar, y serían como nuestros representantes”, dijo. Según Sabaño, “en Brasil hay muchos confeccionistas, sobre todo en la parte femenina, que es justamente lo que más les gustó de la colección que llevamos. Pero esos confeccionistas compran menos de lo mínimo que nosotros podemos fabricar, porque para desarrollar una tela tenemos que hacer por lo menos 300 metros, de otra manera no nos sirve trabajar. Pero ese empresario nos compraría entre 30.000 y 35.000 metros, todavía no lo tiene definido, y él va a acopiar y después distribuirlo en Brasil con esos 50 agentes que tiene, vendiendo de a 100, 200 o 300 metros, según lo que necesite el confeccionista”. Los representantes de la empresa cooperativa fueron a Perú la semana pasada, y “hay dos proyectos, uno de 7.000 metros que ya están en el puerto de Montevideo, si no salieron hoy de tarde será el lunes, y el otro para concretar cuánto podemos mandar periódicamente, porque nos piden de 20.000 a 30.000 metros, lo que también sería prácticamente un año de trabajo”.
Embarque a noruega
En Argentina se siguen haciendo negocios con la empresa textil que habían concertado meses atrás, y “está pendiente la entrega de un pedido. El problema es que desde Argentina no se habilitan ágilmente las importaciones, pero hace unos días entregamos un pedido y ya está pronto el otro para entregarlo”. También se está trabajando en “un pedido de 7.000 kilos de hilados de lana para Noruega, de una serie de 7.000 kilos mensuales que vamos a mandar, y tenemos una exportación chica a Estados Unidos, pero entrar a ese mercado después del tiempo que estuvimos parados es complicado, y nos están probando. No nos compraron miles de metros, pero mandaron pedir unos cortes para una firma muy importante que no dudamos que después nos va a ampliar el pedido, aunque probablemente no sea muy grande”. Para Sabaño, “la parte comercial pinta para bien, sobre todo lo de Brasil, donde hay otro cliente que le mandamos 10.000 metros hace un par de meses y ahora quieren trabajar con nosotros a facon”.
Este negocio está siendo estudiado por los técnicos de Tessamérica, porque “nos piden trabajar con un poliester viscosa, es otra fibra que se importa y tenemos que ver si podemos tejer eso, porque habría que importar esos hilados.
No sería cambiar la lana, sino agregar esa fibra. Pero tendríamos que ver porque hay que ajustar algunas máquinas que no están aptas para ese producto, y habría que invertir”. En Uruguay “los negocios que hacemos hoy son muy poquitos, más que nada hilados para revendedores. Diría que el 95% de lo que fabricamos hoy es para exportación”.