Paysandú, Martes 18 de Marzo de 2014
Opinion | 12 Mar Pasó. Se fue como se han ido tantas. Llegarán otras, mas no ésta. La temporada veraniega 2013-2014 no tuvo ninguna trascendencia. Fue la más triste en años. Sí, es cierto, llovió como si al de arriba se le hubiera roto el cuerito y hasta ahora esté esperando por un sanitario. Pero, en las mismas condiciones climáticas, y tan cerca que rompe los ojos, Colón disfrutó de la temporada con atractivos y mucha, mucha gente.
Es cierto, desde que los porteños descubrieron a Colón como escapada, la vecina ciudad recibió un notable impulso en turismo, a lo que se agregó no hace tanto la autovía que ahorra minutos y aumenta seguridad entre la capital porteña y Colón. Pero no es menos cierto que la comunidad colonense toma en serio al turismo. Desde la municipalidad sin dudas también, pero especialmente la comunidad.
Bien lo saben los sanduceros que en muchos padrones de la vecina ciudad hay un apartamento en el segundo piso, al fondo o donde se puede, precisamente para poder alquilarlo a turistas. A eso se suman las inversiones en moteles, bungalows y otros emprendimientos.
Eso, cada verano, junto a una cuidadosa planificación desde la municipalidad, da sus frutos al recibir a miles de turistas. Un número no soñado hace tan solo pocos años. La propuesta turística, aun con este éxito, tiene nuevos logros, como el ingreso de una aún incipiente temporada de teatro de revista. Quizás en pocos años se consolide, como ya pasó --por ejemplo-- con Carlos Paz.
En tanto, en el mismo verano más lluvioso que lo deseado, de este lado del río, una sola playa, escasos servicios y una nula planificación desde un Plan de la Costa que no dio señales de estar vivo, y una Dirección de Turismo que abrió el paraguas y se quedó mirando llover.
Paysandú quedó como petrificado incluso desde mucho antes de la temporada --quizás desde los inicios mismo de la presente Administración Municipal--, pese a que el verano vino, estuvo y (casi) se fue. La intendencia sin dudas debió planificar actividades, como se hacía “antes”; debió proponer. Pero ni siquiera hubo un llamado a licitación para servicios en la costa, actividades, o al menos algo nuevo en infraestructura. Como innovación, lo único que se vio fue un parque de eucaliptos tronchados.
Mientras en Colón la comunidad une fuerzas para atender al turista y para que mucho dinero quede en ella, en Paysandú la ciudad duerme la siesta. “Sobre todo creo que no todo está perdido”, canta el uruguayo que hizo práctica médica en Paysandú Jorge Drexler en “Al otro lado del río”.
Pues, estamos al otro lado de donde el verano es una gran temporada turística. Acá, perdimos una más. ¿Habrá alguna reacción en lo que queda de este gobierno?
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