Opinion | 15 Mar Ha tenido amplia difusión la “arenga político-partidaria” que se extendió por las redes informáticas y con amplia repercusión en las redes sociales, en la que desde el Ministerio de Salud Pública se apela a los directores departamentales de salud de este ministerio en todo el país, a que promocionen las obras que se han hecho en sus respectivos nosocomios como “enganche” electoral de cara a las elecciones de octubre próximo.
Una vez conocido este reclamo, varios legisladores de la oposición usaron sus cuentas de la red social Twitter para criticar la arenga del Ministerio de Salud Pública a los directores, y en este sentido el diputado del Partido Nacional Jaime Trobo indicó que “la arenga política de jerarquías del MSP que denunció @dipjgarcía es una escandalosa muestra de impunidad por parte de jerarquías del FA” e hizo una comparación: “Es una arenga del estilo de las que realiza el chavismo en Venezuela desde los cargos de gobierno o las que ocurren en Nicaragua o Bolivia”.
Por su parte, la también diputada del Partido Nacional Ana Lía Piñeyrúa se dirigió en su Twitter al subsecretario de Salud, Luis Briozzo: “¿A usted le parece bien que se utilice el aparato del Estado para militar por un partido? ¿Qué diría usted si el gobierno no fuera del FA?”, le preguntó.
Piñeyrúa‏ catalogó de “insólito” que el “MSP arengue a directores a militar por un tercer gobierno del FA y el subsecretario dice que la difusión es ‘chisporroteo electoral’”, en tanto el senador del Partido Colorado José Amorín Batlle dijo que “si el MSP realmente considera fuera de lugar lo sucedido hará renunciar al responsable”.
Cosa que seguramente no vamos a ver, porque ya se ha advertido desde jerarquías ministeriales que será muy difícil “identificar” a quien envió el e-mail, a quien por supuesto en cambio por lo bajo se le dará un “tirón de orejas” porque el “compañero” se pasó de rosca con el entusiasmo, al punto de dejar en evidencia la prioridad ideológica con que se maneja el área de la salud por el gobierno de izquierda.
Igualmente, debe tenerse presente que el exhibir presuntas obras no es patrimonio de ningún partido o sector político del Uruguay para tratar de obtener adhesiones a través del voto popular, al fin de cuentas, por lo que nadie que más o menos ha seguido la política de cerca puede asustarse por estas prácticas.
Pero en el caso del ministerio aludido, sin duda que desde el primer momento la izquierda lo ha utilizado como un coto de caza de votos y de “amiguismo” desembozado, empleando las mismas prácticas que había criticado agriamente cuando era oposición, por lo que queda en evidencia que el problema solo era el color de la camiseta y no la cuestión de fondo, que es que quien llega al poder utiliza las dependencias del Estado como si fueran propias y no un ocupante temporal, sometido a la decisión de las urnas.