Paysandú, Domingo 23 de Marzo de 2014
Opinion | 17 Mar Recientemente el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, indicó que ha causado sorpresa en el ente la baja adhesión que ha tenido hasta ahora el denominado Plan Solar, por el que se apunta a ofrecer el repago sin recargos y con subsidio parcial de la instalación domiciliaria para aprovechar la luz solar con vistas al calentamiento de agua.
Es así que el jerarca indicó que mientras se esperaba a esta altura tener colocados unos cinco mil colectores solares, para distribuir agua caliente en el hogar, solo se llevan instalados unos 800 a través del plan del ente, lo que indica una brecha sustancial entre las estimaciones y la realidad.
“Yo estoy sorprendido, porque creí que a esta altura tendríamos que haber tenido muchos más equipos instalados, con lo cual constatamos que es muy difícil cambiar los patrones culturales de la gente. Creemos que hemos hecho una campaña importante, la cual tiene su costo además, y evidentemente la tecnología no está teniendo problemas, se está implantando con satisfacción por parte de los clientes. Por lo tanto, evidentemente va a demorar un poco más”, expuso el jerarca.
Casaravilla agregó que probablemente el “boca a boca” sea la clave para el éxito del plan, y que “se seguirá insistiendo porque los cambios culturales llevan tiempo y persistencia”, en lo que evidentemente tiene razón, pero ocurre que los cambios culturales deben contar con el convencimiento --en este caso del cliente de UTE-- de que se está ante la mejor solución, porque pese a que se choca con la idiosincrasia y cierto recelo ante los cambios, esta barrera se derriba cuando se percibe que se está una oferta realmente conveniente para la economía doméstica.
Igualmente, debe tenerse presente que la política que lleva adelante el gobierno, uno de cuyos instrumentos es la UTE, de reconversión a energías renovables, ha tenido marchas y contramarchas, y el caso de la energía solar se inscribe precisamente en el marco de una política no siempre criteriosa para promover el uso de las energías renovables.
Ya en 2012 se había dado un “relanzamiento” del Plan Solar de UTE y el propio presidente del organismo, Gonzalo Casaravilla, anunció que se incorporarían estímulos adicionales para que los usuarios se volcaran a la compra subsidiada de equipos para calentar agua y ahorrar electricidad, que es la base de esta iniciativa.
En ese momento las autoridades del organismo resolvieron introducir mayores incentivos para promover el ahorro de electricidad que se utiliza para calentar agua, en este caso llevando el subsidio original de 4.200 pesos para cada familia y la financiación del Banco Hipotecario, para cuadruplicarla, a lo que se agrega que los clientes que instalaran paneles solares tendrían una tarifa de 700 pesos durante 24 meses, en el caso de los primeros 2.500 colectores solares, entre los que además se sortearán cien gratuitos. Posteriormente, con quince empresas proveedoras y 150 hogares conectados a calefactores solares UTE lanzó su segunda campaña de publicidad para promover la energía solar, con el objetivo de llegar a conectar en principio dos mil paneles en hogares de todo el país.
Sin dudas que la posibilidad de instalación de colectores y paneles solares para generar energía es una propuesta de toda lógica para un país donde existe un número de horas de sol al año, mucho mayor al de otros países, donde hay sin embargo instalado un alto porcentaje de dispositivos de este tipo. Es que permiten un ahorro significativo en el consumo eléctrico si se tiene en cuenta que, de acuerdo a estimaciones de los técnicos de UTE, el 40% de la electricidad que se consume en un hogar se utiliza para calentar agua en termotanques y dispositivos similares.
El mayor obstáculo que se presenta para que pueda masificarse el uso de calentadores solares --sobre todo en el norte del país, donde hay un mayor aprovechamiento de la energía solar-- es precisamente el costo de la inversión inicial, por más que se incorporen subsidios y facilidades para la amortización.
Como surge precisamente de las cifras reveladas recientemente por Casaravilla, en el sentido de que se han instalado solo 800 paneles solares cuando se esperaba quintuplicar esa cifra a esta altura, al fin de cuentas el gran déficit que se percibe es asumir por el cliente que existen reales ventajas que hacen la diferencia para que se adopte el compromiso de instalar los calentadores de agua en hogares, edificios de apartamentos y en locales comerciales e industriales.
A la vez, se han conocido reparos de clientes respecto a la instrumentación del plan por UTE en cuanto a exigencias y burocracia, así como en el costo de la instalación, entre otros aspectos, al punto de que hay clientes que han optado por hacer la instalación en forma particular, desestimando la oferta del ente, lo que indica que aún habiendo convencimiento, hay reparos en cuanto al instrumento ofrecido desde el Estado.
La decisión de que en su momento se haya aumentado subsidios y facilidades de pago adicionales habla a las claras de que se han percibido dificultades en cuanto a generar la respuesta que se busca en cuanto a la demanda del ciudadano común. Porque además, de acuerdo a los costos que se habían establecido en la compra de calentadores solares, aún subsidiados, solo eran convenientes si se tiene un consumo por encima de determinado nivel, que es cuando resulta rentable la ecuación.
Y más allá del aspecto cultural, se impone que UTE vuelva a analizar concienzudamente el escenario en torno a este tema y se busquen nuevas alternativas para extender el uso de la energía solar, en el entendido de que es una apuesta estratégica que vale la pena.
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