Opinion | 31 Mar Una encuesta realizada el año pasado por Cifra indicaba que el 55% de los uruguayos estaba “poco” o “nada” interesado en la política, y un porcentaje mayoritario de ese total eran jóvenes de menor educación. Seis de cada diez menores de 29 años percibía un menor interés por lo que ocurría en los ámbitos partidarios, legislativos y gubernamentales. También por la misma época, un documento elaborado por Pablo Mieres e Ignacio Zuasnábar denominado “La participación política de los jóvenes uruguayos”, aseguró que el 80% de los menores de 29 años no está interesado en el tema.
Según el mismo estudio, cada vez hay menos jóvenes hablando de política y observan que sus estructuras permanecen distantes. Sin embargo, están dispuestos a participar y movilizarse por causas comunes y asuntos específicos. Mientras tanto, intensos esfuerzos se realizan desde la Corte Electoral para atraer a miles de jóvenes que aún no han tramitado su credencial cívica. Si bien no existe ningún tipo de sanción para quienes no lo hagan, si no cumplen con el trámite antes del 14 de abril, no podrán votar en las internas, tampoco lo harán en las nacionales ni en las departamentales de 2015.
La reiteración de los llamados y la corta respuesta, también es una señal. La politóloga y precandidata a la presidencia por el Frente Amplio Constanza Moreria sabe que esto es así. “Los jóvenes están ahí, están disponibles para la política, pero la política a veces no está disponible para los jóvenes. La lucha por el no a la baja está llena de jóvenes, y a veces están muy solos”, dijo en el marco de una autocrítica hacia su propia interna, pero dejando entrever que esta situación se generaliza.
Es que la renovación ha sido escasa en la interna de los partidos. En cuanto a sus precandidatos: Tabaré Vázquez tiene 74 años, Constanza Moreira 54, Jorge Larrañaga cumplirá 58, Pedro Bordaberry cumplirá 54 y Luis Lacalle Pou cumplirá 41. Este último se presenta como un candidato sumamente joven para lo que significa la referencia político-partidaria en Uruguay.
Mientras las nuevas generaciones observan que los adultos ganan sus espacios de decisión en cualquier partido, paralelamente va aumentando su desmotivación en continuar militando. En tanto constatan que mucho se habla de la necesidad de enfocarse a ellos, también confirman que pueden escalar posiciones hasta determinado lugar, con una participación recortada en los ámbitos de decisión.
Y esto se observa con mayor precisión en el partido de gobierno, donde las luchas internas han sido tan despiadadas que se ha utilizado a los medios de comunicación para resolverlas ante la opinión pública, sin lograrlo. Lo que ocurre es que algunos discursos ya no convencen y pasar de las palabras a los hechos ha sido una empresa harto difícil de concretar en las últimas tres décadas.