Paysandú, Jueves 03 de Abril de 2014
Opinion | 30 Mar “La clave no está en el trabajo del publicista sino en el candidato. La política es afectividad y razón”, dijo Claudio Invernizzi, responsable de la campaña del precandidato a la presidencia por el Frente Amplio, Tabaré Vázquez.
Para el veterano creativo, la propaganda acerca a los votantes en los “aspectos afectivos”, pero no determina el éxito o el fracaso. Cualquiera sea el factor que finalmente se impone, hay aspectos naturales que conllevan al político a manifestarse tal cual es y, por ende, a acercarse o alejarse de su auditorio en cualquier lugar donde se encuentre.
Solo algunos detalles repasan la afirmación anterior. Antes de comenzar la actual campaña electoral, el partido de gobierno comenzó a caminar con pie ganador y mientras se “dormía en los laureles”, los demás candidatos empezaban a avanzar, incluso algunos teniendo un mano a mano en diversos medios de comunicación del interior del país con variada proyección e incidencia en la opinión pública.
Otros caminaban entre la gente, conversando con cuantos detenían su marcha y sin tiempo, para hablarle de la necesidad de obras de su pequeña localidad o en la propia capital del país. Mientras, Vázquez lo hacía entre guardaespaldas, y se lo mencionaba como el único referente con custodia en sus giras.
Aunque los cabezas de campaña responden a preguntas incómodas de interlocutores sobre los cuales conocen o no sus simpatías políticas, Vázquez demostró su temperamento ante el periodista Eric Alarcón, cuando en una rueda de prensa lo consultó acerca de la regulación del mercado del cannabis. “¿Quién lo mandó a hacer esa pregunta?”, respondió el expresidente y el asunto se archivó.
Acostumbrado a respuestas cortas y largos silencios, un día sorprendió con un improvisado stand-up, donde imitó al precandidato del Partido Nacional, Jorge Larrañaga, en su crítica al estado de la educación en el país.
O cuando reitera acerca de la existencia de “una prensa de derecha” alineada a “los partidos de derecha” para sustentar las razones del estilo de las declaraciones efectuadas. Como sea, ni Vázquez ni Mujica han gobernado por sí solos, como para que el primero crea que todo pasará por su mano y a veces deberá recordar que hay otros con mayor poder en la misma interna. De hecho, Vázquez no pudo llevar adelante su tan ansiado Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos ni tampoco “la madre de todas las reformas” y deberá reconocer que en los últimos años los sindicatos han logrado un mayor protagonismo, torciendo “un poco el brazo” --como dijo Mujica-- en algunas decisiones.
O si lo desea basta mirar la última encuesta de Cifra, donde se pone de relevancia que ningún resultado está cantado. Los partidos tradicionales juntos tienen mayor porcentaje que la izquierda, lo cual generó un malestar en su dirigencia y el reclamo de “ponerse las pilas”.
Su futuro relacionamiento con la prensa será fundamental. La realidad actual y virtual --como le gusta referirse a Vázquez en asuntos estructurales-- coinciden en señalar que el dirigente deberá bajar algunos cambios. Acelerar de entrada genera un agotamiento para el que habla, pero también para el que escucha.
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