Paysandú, Sábado 05 de Abril de 2014
Opinion | 01 Abr De acuerdo a un estudio dado a conocer en las últimas horas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el crecimiento de Latinoamérica y el Caribe del entorno de 3% al 3,5% que se prevé para este año “probablemente no sería suficiente para atender sus crecientes demandas sociales”, lo que representa una evaluación preocupante desde el punto de vista socioeconómico, teniendo en cuenta que la región viene de una bonanza de casi una década por las favorables condiciones internacionales.
Precisamente el informe macroeconómico de América latina y el Caribe de 2014 analiza “cómo pueden reaccionar los países de la región” en un escenario potencialmente favorable pero en el que existen “riesgos que pueden tener consecuencias perdurables sobre el crecimiento de la región”. El documento, denominado “La recuperación global y la normalización monetaria, ¿cómo evitar una crónica anunciada?”, augura que un mayor crecimiento de EE.UU., como el que está previsto, beneficiará a México, Centroamérica y el Caribe por sus fuertes vínculos comerciales con Washington, pero el escenario sería distinto para América de Sur, que sería perjudicada pues tiene menos negocios con la nación norteamericana y más con China, que empezó a crecer a un ritmo más lento.
El estudio sostiene que la suba del Producto Interno Bruto (PIB) más lenta en Brasil y en México, “se explica esencialmente por la falta de crecimiento de las economías avanzadas”, y respecto a Brasil proyecta un escenario más complicado por la desaceleración de China. “Los países de América del Sur están más expuestos a un impacto negativo en el crecimiento chino y se beneficiarían menos del alto crecimiento de Estados Unidos”, afirma.
Entre estos países afectados, aunque no esté incluido en el informe, figuraría Uruguay, teniendo en cuenta que sus exportaciones de productos primarios van dirigidos fundamentalmente a China y en muy menor medida lo hacen a Estados Unidos.
En base a estas expectativas, el BID plantea a los gobiernos de la región que encuentren “maneras de mejorar el potencial de crecimiento” y en este contexto sugiere mejorar la productividad de la economía, que está muy rezagada en América Latina respecto a otras regiones como Asia.
Pero en el mismo informe, más allá de los aspectos comerciales, el organismo financiero internacional advierte acerca de un deterioro de las finanzas públicas en 2013. “En el país típico de la región el resultado fiscal sigue tres puntos porcentuales del PIB por debajo de los niveles anteriores a la crisis”, de 2008, explica.
Considera respecto a las políticas fiscales que “se han deteriorado” los niveles de deuda y ha habido aumento del gasto público y ante un escenario más adverso, propone la reconstrucción de colchones fiscales mediante una política fiscal más estricta, lo que debería ser “una prioridad clave en la región”, afirma.
Estos elementos deberían alcanzar para advertir que estamos en un incipiente escenario de deterioro en Latinoamérica, para lo cual además no sería incluso necesario contar con los factores que enumera el informe, pero sí corresponde tomar en cuenta los elementos que aporta el organismo sobre los desajustes que se han promovido durante estos años favorables, porque sobre estas decisiones voluntaristas y electoralistas hemos advertido en más de una oportunidad.
El BID considera que en este período la política “fue expansionista más que contracíclica y los saldos fiscales se han deteriorado”, y que para revertir esa situación plantea “reformas institucionales para limitar la probabilidad de que dichas medidas fueran expansionistas en lugar de contracíclicas”. Un problema que preocupa al BID, que no involucra a Uruguay, es el endeudamiento empresarial que “ha aumentado considerablemente” de la mano del crecimiento de las compañías exportadoras que se financian tanto en sus países como en terceros mercados financieros. Lo que sí impactará --y ya lo está haciendo-- es el cambio de la política monetaria de EE.UU. (reducción paulatina de compras de papeles públicos) y la expectativa de suba de las tasas de interés (que han estado en cero por ciento), porque entre otras consecuencias lo más probable es que se reducirán los ingresos de capitales a la región.
En este sentido, el BID indica que “si se produce un aumento del 0,5% en el nivel previsto de las tasas de interés a corto plazo de Estados Unidos en 18 meses, esto llevaría a retiros de cerca del 5% del stock de dichos fondos”, Acerca de este nuevo escenario internacional, el BID plantea a los países “restaurar los amortiguadores y mejorar las instituciones para potenciar la capacidad de respuesta ante cualquier shock negativo”. Lo que nos sitúa nuevamente en la evaluación de que lamentablemente en el caso de Uruguay , y como lo hemos señalado en varias oportunidades, pese a la bonanza de estos años y los ingresos adicionales por recaudación, no se hizo lo que se debió haber hecho para darle sustentabilidad al escenario favorable, y se continuó expandiendo el gasto en forma inconveniente, incorporando a la vez gasto rígido al ámbito estatal que acondiciona el margen de maniobra para cuando el viento de cola tienda a cesar.
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