Paysandú, Lunes 07 de Abril de 2014
Rurales | 05 Abr El pasto Elefante es una gramínea perenne de verano, que si se logra implantar tiene una vida útil muy larga de 8, 10, 12 o hasta 14 años, dependiendo del cuidado, por lo que la hace bastante interesante, en especial para predios de productores de escala reducida.
Es un pasto tropical que proviene de África. El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) hace más de 20 años ha hecho una selección de todos los materiales que había en Latinoamérica. A partir de esa selección nace el cultivar INIA Lambaré, que es una tecnología que no ha sido demasiado aplicada por los productores, ya que tiene algunas características bastante especiales.
El ingeniero agrónomo Emilio Duarte, técnico del Instituto Plan Agropecuario, brindó días atrás una charla en Paysandú para productores, con la presencia de estudiantes e interesados en aplicar este pasto, especialmente quienes integran la Sociedad Fomento Rural de Colonia Porvenir.
En diálogo con EL TELEGRAFO, el profesional responsable del instituto en el departamento de Salto, indicó que “da bastante trabajo su instalación, porque es por método vegetativo y la semilla no es viable en estas latitudes. Debe obtenerse un semillero de plántulas y a partir de ahí se logran los plantines para ir al granario”.
De todas maneras, Duarte aclaró que “lo vemos como muy interesante para predios de escala reducida, de productores familiares, en donde la mano de obra no sería un problema”.
Quienes han tenido alguna experiencia de cultivo algo más extensivo, como por ejemplo la remolacha en Porvenir “no se van a asustar del trabajo que lleva implantar este cultivo”, resaltó el técnico.
Sobre sus características, indicó que “tiene la apariencia de un sorgo forrajero y una caña de azúcar. Es una gramínea de alto porte, de crecimiento hacia arriba y lo interesante es que puede ser utilizada mediante pastoreo directo, o también se puede hacer reservas, como silos --hay experiencia con buenos resultados--”, dijo.
Apuntó que “ya se han hecho pastoreos con ovinos. Los primeros son los más tiernos, y después cuando comienza a elongar la caña el crecimiento se va un poco hacia arriba, pero el ovino lo puede aprovechar bastante bien también”, especificó.
En cuanto a su utilización, ya la están probando productores en la Colonia Gestido en Salto, la Asociación Rural de Mataojo Grande, la Liga del Trabajo de Tomás Gomensoro, extendiéndose a Tacuarembó, Rivera y Cerro Largo.
Aclaró que “es típicamente estival y no resiste las heladas, por lo que si ya tenemos una pastura instalada, en agosto se empieza a mover, para dar en los primeros días de octubre un posible pastoreo. De ahí arranca a producir fuertemente hasta abril. Después queda en reposo, con las hojas quemadas por la helada, pero con las raíces, los rizomas y los tallos, que son reservas para rebrotar en la próxima primavera”.
En cuanto a los períodos secos, dijo que “evaluaciones de materiales de INIA indican que se van todas las tropicales de verano y queda el pasto Elefante en sequías bastante complicadas”; “de ahí la importancia del tema riego”. El cultivo requiere de raíces bien oxigenadas y en suelos secos. Donde hay abundancia de agua no funciona. El pasto elefante produce altas cantidades de biomasa aérea, de toneladas de materia seca. Si bien crece varios metros, se recomienda para el uso animal, usarlo cuando tiene un metro veinte o un metro cincuenta de altura. Eso es para mantener la calidad del material. En la estación experimental de INIA Tacuarembó cuenta con plantas madres de más de 40 años. En Paysandú se reportan plantas madres de 70 años.
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