Paysandú, Viernes 11 de Abril de 2014
Opinion | 04 Abr El Poder Ejecutivo ha pedido a los senadores del FA, a través del Ministerio de Salud Pública (MSP), que apuren la aprobación del proyecto de ley de junio del año pasado, que impedirá que se realice publicidad de cigarrillos dentro de los locales de venta, lo que incluye su exposición a la vista de los clientes.
Como se recordará, Uruguay mantiene una lucha frontal contra el consumo de tabaco desde el gobierno de Tabaré Vázquez. La industria tabacalera reaccionó con un juicio que lleva adelante Philip Morris.
De acuerdo al Institute for Health Metrics and Evaluation (HME) de la Universidad de Washington, a partir de un relevamiento mundial, en América Latina Uruguay ocupa el segundo lugar en consumo de tabaco, con un 27,2 de hombres fumadores y un 20,4% de mujeres. No obstante, el MSP ha indicado que se redujo un 10% el consumo, aun cuando el nivel de fumadores es muy elevado. Eso, a su vez, produce 13 muertes por enfermedades conexas, también según cifras del MSP.
Estas cifras, realmente, preocupan, y hacen necesarios que el gobierno tome medidas para intentar reducir su consumo. Pero medidas reales y concretas. La ley que con apuro se pretende aprobar no parece ser una. En primer lugar, todo indica que la urgencia se basa en el hecho de que el lunes 28 venidero visitará Uruguay la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.
Para quedar bien con organismos internacionales no tiene sentido aprobar este tipo de leyes que, de hecho, nulo efecto tendrán en el consumidor. No es necesario que quien habitualmente fuma vea los paquetes de cigarrillos en el escaparate de un kiosco para que sienta deseos de fumar. Directamente cuando se va terminando una cajilla, va y compra otra. Por el otro lado, es una paradoja que el gobierno tome una medida de ese tipo para combatir el tabaquismo, cuando por el otro lado “legaliza” la marihuana porque los consumidores la fuman igual aunque esté prohibida, y sin embargo no existe publicidad alguna del cannabis.
Ergo, el Estado por un lado vende marihuana, pero por otro quiere ordenar que ni siquiera puedan exhibirse cajillas de cigarrillos. Quizás si el gobierno plantara tabaco, podría cambiar de idea. Negocios son negocios. Y cáncer producen ambas sustancias, el tabaco y la marihuana.
Está bien combatir el consumo de tabaco. Pero con medidas reales. Si se trata de ocultar productos perjudiciales para el ser humano, podríamos comenzar por quitar de la vista a las gaseosas. El azúcar --considerado “el nuevo tabaco” por la Organización Mundial de la Salud-- es uno de los detonantes para el aumento de la diabetes. Pero también el tomar mate produce cáncer de garganta y la carne roja, cáncer de colon, y Uruguay es uno de los países con mayor prevalencia de esas enfermedades en el mundo. ¿O será que en algún momento prohibirán la publicidad “la yerba de mi país”, por ejemplo?
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