Paysandú, Sábado 12 de Abril de 2014
Locales | 06 Abr Los niños se ubican en fila india a la entrada del salón de la capilla “Tú eres Pedro”, de a cuatro o cinco los van haciendo pasar a lavarse las manos, en un orden que contrasta con el bullicio de apenas minutos antes, cuando --recién llegados de la escuela-- algunos jugaban a la pelota y otros hacían una ronda orientados por uno de los integrantes de la comisión. Adentro, en la cocina, el resto del grupo --todos vistiendo prolijos gorros blancos y delantales con vivos celeste, rosa y anaranjados en tela no tejida-- se encarga de cortar el pan, untarle dulce de membrillo y preparar la cocoa.
Con esa organización, sobrellevando las carencias, trabaja el grupo de vecinos que desde hace un mes (empezaron el 3 de marzo) llevan adelante el merendero Piedritas de Madera, en Piedras Coloradas.
“Todos tenemos hijos, no todos tenemos la misma energía; nos organizamos para que haya siempre cinco personas aquí en la cocina para poder estar en actividad, es el mínimo que necesitamos. Nosotros pensábamos en primera instancia proponerlo para el Presupuesto Participativo, pero el presupuesto se vota en abril o mayo, y recién están entregando las partidas de 2012. Entonces se llamó a quienes estuvieran interesados en poner en funcionamiento un merendero y surgió un pequeño grupo, y para que no se enfriara el proyecto tratamos de sacarlo a pulmón, y así empezó”, explica Deisy Alzamendi, la secretaria de la comisión.
El llamado se hizo “boca a boca” y así aparecieron los voluntarios. “Acá todo el mundo sabe lo que estamos haciendo. Al principio fueron 2 o 3 y empezaron a llamar gente. Así se fueron acercando y así se formó el grupo”.
La realidad de sus posibilidades --económicas y de dedicación--, les marcó la frecuencia de trabajo. El merendero abre los lunes, miércoles y viernes. “No tenemos cómo solventar todo esto todos los días, nosotros estamos trabajando para hacer esto, no hay nadie que nos esté apoyando ahora. Hemos tenido visitadoras de (la dirección de) Promoción Social. Hemos tenido buenas respuesta, todavía no nos han traído nada, pero en sí fue positivo, fue lindo, estamos contentos por ese lado”, señaló la presidenta del grupo, Vanesa González.
El comienzo fue cuesta arriba porque se empezó a pedir colaboración a los vecinos para algo que todavía no estaba en funcionamiento, pero ya con el emprendimiento en marcha se abrieron otras puertas. “Se han hecho ventas de empanadas, bonos colaboración, hemos contado con la colaboración de Collier cuando estaba trabajando --ya no está más en la localidad-- estuvieron un tiempito y sin embargo colaboraron más que otras empresas que están acá”, apunta la secretaria. También han recibido colaboraciones particulares de familias de la zona e incluso desde Paysandú.
SUSTENTO
Las únicas propiedades con que cuentan por el momento son una cocina que les llegó por donación de una familia de la localidad, una jarra y un juego de vasitos de plástico, en los que sirven la chocolatada caliente. Todo lo demás se los presta la capilla, al igual que el espacio para funcionar. “La leche la compramos día a día, entre 18 y 20 litros de leche cada día; un panadero de acá nos dona la mitad del pan, la otra parte se la compramos, a precio de costo”, explica la presidenta, cuchillo en mano, mientras va abriendo los panes a la mitad.
“Quisimos dar la merienda porque muchos niños que van a la escuela tienen solamente el almuerzo a mediodía, pero después durante la tarde no tienen nada, porque (en la escuela) no hay ‘copa de leche’. Otros días hacemos tortas fritas, hacemos arroz con leche, harina de maíz con leche. Todo ese tipo de cosas también se les hace, siempre los viernes para cambiarles un poco la rutina de estar tomando lo mismo, aparte para incentivarlos para que vengan”, agrega González.
Los niños que empiezan a concurrir son registrados en un cuaderno donde una de las integrantes anota las asistencias, cuando empiezan a ir tienen que presentar un permiso firmado por los padres o el adulto que esté a su cargo. Ese día que recibieron a EL TELEGRAFO se sumaron cuatro nuevos comensales con los que el número de registrados superó los cien; sin embargo por día no concurren más de 60, en promedio.
Además del alimento la comisión ha ido recibiendo también otro tipo de apoyo de parte de la comunidad. Por ejemplo les ha llegado buena cantidad de ropa para distribuir entre los que más necesitan. “La ropa y eso que nos envían se la entregamos a los niños, ahora tenemos ropa estancada, pero no queremos mal acostumbrarlos, porque después vienen y piden, ‘hoy qué me vas a dar, ¿nada?’, entonces vamos como parando y aparte hay que clasificarla y todas esas cosas. Le damos siempre a los que más necesitan. La leche lo mismo, si queda se envasa y se le da a los niños que necesitan o si los chiquilines tienen gente que conocen, gente viejita, que también se le lleva, también se ayuda. Se trata de ayudar en las etapas más frágiles de la vida, tanto en la infancia como en la tercera edad”, agrega Alzamendi.
APOYO
Más allá de la voluntad que demuestran, el grupo es consciente de sus limitaciones. “Nosotros no estamos capacitados para trabajar con niños, somos gente común: madres de familia, un tío, como es el caso de uno de los compañeros, pero la mayoría tenemos hijos.
Nos entrevistamos con la directora de la escuela para ver de qué forma podemos ayudarlos, conocer los niños, el tema del comportamiento, que a veces están muy agresivos, y a su vez que ellos nos den una pequeña guía para saber cómo trabajar, cómo manejar ciertos niños, que en todo grupo siempre hay problemáticos.
La entrevista con ella fue muy beneficiosa y también se puso a las órdenes”, comentan entre varios de los integrantes, sin dejar de preparar todo, porque se acerca la hora de servir. Atienden niños desde 1 a 15 años, aunque en realidad es como se ha ido dando, porque no se fijaron límites de edad.
También tienen entre los concurrentes un par de niños celíacos, lo que los obliga a una serie de precauciones en los alimentos que se les sirven, cosas que han tenido que aprender a manejar.
Si bien todavía es pronto para sacar conclusiones, el grupo tiene claro el objetivo planteado desde el inicio.
“Esto es un plan piloto, nosotros seguimos con esa idea de ir detrás de un Presupuesto Participativo. En base a ese PP, viendo lo que tenemos, queremos un local. No lo tenemos. Ésto es de la diócesis de Salto. Lo que nosotros en realidad queremos a futuro es un local”, comenta el tesorero Edis González. Pero hay otros temas para resolver antes que las paredes propias, por ejemplo la obtención de una personería jurídica; aunque todavía lo ven “bastante lejano”, porque la primera preocupación es contar con los alimentos para el día siguiente.
EQUIPO
La comisión del merendero Piedritas de Madera está integrada por la presidenta Vanesa González, el tesorero Edis González, la secretaria Deisy Alzamendi, María Santana, Santa Ojeda, Albina Pintos, Malvina Monzón, Adriana Magnin, Cristian Ferreira y Carlos Maneiro.
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