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Paysandú, Sábado 12 de Abril de 2014

La lógica no es lógica

Opinion | 11 Abr La “súper tabacalera” Phillip Morris ha dado el primer gran paso en la querella internacional que inició contra nuestro país, después que la severidad de la legislación que rige el empaque y comercialización de cigarrillos y similares redujera sus posibilidades comerciales.
Como se recordará, fue durante el gobierno del entonces presidente Tabaré Vázquez que se puso mano firme y se prohibió la publicidad de cigarrillos excepto dentro de los locales donde se comercializan y se destinó el 80% (primero fue un 50%) de la superficie de la cajilla para alertar con cruentas imágenes sobre las consecuencias del consumo de cigarrillos.
Asimismo, se redujo la cantidad de variedades que cada empresa podía poner en el mercado, por lo que desaparecieron muchas de las opciones con las que antes contaba el consumidor.
Ante esto, Philip Morris inició una acción judicial internacional porque según la empresa se vio afectada su libertad de empresa y de inversión. Uruguay, que claramente ha quedado expuesto a perder la querella y así 2.000 millones de dólares, responde con un “vale 4” porque ahora quiere prohibir la publicidad dentro de los locales donde se venden cigarrillos y esconder el producto de la vista de los clientes.
En verdad, no quedan dudas que el cigarrillo es perjudicial para la salud, que provoca diariamente enorme cantidad de muertes en el mundo y que de ser posible su erradicación, la raza humana ganaría en bienestar y años de vida.
No obstante, si Tabaré Vázquez (oncólogo de profesión) impulsó con tanto ahínco la lucha antitabaco, cómo explicar que el gobierno de José Mujica impulsa con denuedo la fabricación y expendio de marihuana.
O cómo explicar que aunque tan probado como los perjuicios que genera el consumo de tabaco, el de bebidas alcohólicas también provoca severos daños a la salud, el Estado uruguayo, a través de una empresa pública, produce ese tipo de bebidas. La marihuana produce cáncer. Comprobado está. El alcohol aumenta el riesgo de cáncer. Además de varias otras enfermedades y de la destrucción social del individuo, que muchas veces pierde su familia, su trabajo y su posición en la comunidad.
Pero el Estado uruguayo mira con diferente cristal lo que el consumo de tabaco provoca en la población consumidora (y aun así Uruguay está segundo en consumo en América Latina), y las terribles consecuencias del consumo de marihuana y de alcohol.
De hecho, difícilmente el consumo de cigarrillo lleve a la descomposición social de un individuo. Lo mata, totalmente cierto, pero no lo arroja a un costado como de hecho sí puede hacerlo el alcohol, que hoy por hoy a través de Ancap se vende sin remordimientos.
Es la lógica de la falta de lógica. Es el como te digo una cosa te digo la otra. Es lo que yo vendo no es malo (tanto, al menos); lo que los otros venden debe combatirse. Es el país donde se vive en peligro. Porque no hay raciocinio en muchas de las decisiones gubernamentales.


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