Paysandú, Jueves 17 de Abril de 2014

Citricultura aún en dificultades, pero hacia un horizonte mejor

Opinion | 17 Abr En este primer año en que ha sido habilitado el ingreso de los cítricos uruguayos a Estados Unidos, se espera colocar entre 8.000 y 9.000 toneladas de esta fruta en el mercado norteamericano, tratándose igualmente de exportaciones exploratorias de un mercado que se abrió en 2013 luego de casi 20 años de gestiones por las que se trató de abrir la puerta a un mercado muy favorable, teniendo en cuenta que promedialmente se pagan mejores precios que en la Unión Europea (UE).
El asesor citrícola del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Federico Montes, indicó a El Observador que el sector citrícola “recuperaría volumen de producción” en esta zafra, que se ubicaría en las 350.000 toneladas, es decir el nivel previo a la adversidad climática que sufrió en 2012, cuando heladas históricas afectaron los cultivos.
Debe tenerse presente que en la anterior zafra el volumen de cítricos cosechados llegó solo a 234.673 toneladas, y además del consumo interno, las exportaciones se situarán entre las 120.000 y 150.000 toneladas.
Tras la afectación seria por las heladas, por un plazo de 90 días, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), declaró la Emergencia Agropecuaria para la citricultura, incluyendo el área de mayor producción del país, que es el litoral Norte, es decir los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú y Río Negro, así como zonas de Maldonado y de Canelones. Si bien se registraron matices en cuanto a la entidad de los daños en el litoral, hubo áreas en las que se perdió prácticamente el 50% de la fruta de exportación, con una afectación de unas 115.000 hectáreas, equivalente al 36% de la producción estimada, lo que constituye pérdidas por unos 35 millones de dólares, de los cuales un 12% por concepto de salarios.
No es poca cosa, para un sector que hasta hace unos años se mostraba pujante, pese a mantener en muchos casos deudas para reinversión, y en este caso la declaratoria de emergencia agropecuaria significó apoyo al sector recursos del Fondo Agropecuario de Emergencia, por Ley 18.362 de octubre de 2008, destinado a atender pérdidas causadas por las emergencias agropecuarias.
En este 2014, luego de un 2013 difícil, se ha generado una recomposición del sector y por cierto que la apertura del mercado de Estados Unidos abre una posibilidad muy accesible de mejorar precios, lo que es muy beneficioso para el país y sobre todo para Paysandú y Salto, que son los departamentos naranjeros por excelencia y hacia los que se derraman buena parte de estos recursos por efectos de salarios y reciclaje de riqueza, sin dejar de tener presente la infraestructura de apoyo que debe generarse en torno a los emprendimientos de este tipo.
Por ejemplo, a partir de marzo de este año la producción citrícola cuenta con una mejora logística, a cuenta de mayores logros, a través del servicio de contenedores que opera desde el puerto de Paysandú, para su exportación en buques de ultramar desde el puerto de Montevideo, y como principio quieren las cosas, todo indica que se irá mejorando los costos y el aceitado de la logística para mejorar la competitividad en este aspecto importante de la cadena de apoyo al sector.
Pero sin dudas, con o sin heladas, el mayor problema de la citricultura no está dado por las inclemencias del tiempo, sino por la muy delicada ecuación costo-beneficio, por cuanto además de mercados externos que no siempre se muestran receptivos, los costos internos siguen creciendo en forma sostenida.
Así, el grueso de las exportaciones del sector tiene por destino países de la Unión Europea y con las naciones ya afectadas por la crisis europea, se está ante una demanda deprimida, en tanto todavía el mercado de Estados Unidos no es destino de un gran volumen, lo que sí se espera concretar a partir del año próximo.
En Paysandú y Salto esta zafra de cítricos presenta diferencias sustanciales con el escenario de hace algunos años, en cuanto a rentabilidad y perspectivas para los exportadores del sector, lamentablemente, y hay consenso respecto a que la citricultura nacional atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.
No debe perderse de vista que en los últimos años se ha acentuado la pérdida de competitividad de los cítricos uruguayos frente a los de los principales países competidores en el Hemisferio Sur, como son Chile, Perú y Sudáfrica. Y lejos de una reversión, estamos ante un proceso sostenido, con crecientes costos de producción y mercados por ahora renuentes.
La producción de estos países ingresa a la Unión Europea con arancel cero, mientras la fruta uruguaya ya ha perdido las preferencias arancelarias y pasa a pagar entre el 16 y el 17,5 por ciento.
Y por cierto que más allá de los avatares internacionales, el gran desafío para esta producción, como ocurre en otros sectores también, radica en abatir los altos costos internos, que afectan la competitividad, por encarecimiento de la mano de obra y los costos fijos, teniendo en cuenta por ejemplo que los salarios han aumentado en dólares, al igual que otros insumos y servicios del Estado y se reciben menos pesos por dólar que ingresa, por la misma producción.


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