Paysandú, Viernes 18 de Abril de 2014
Opinion | 11 Abr En menos de una semana se han puesto en marcha dos parques eólicos en nuestro país y lo que es aún más promisorio, para 2015 se espera que haya instalados 23 parques de este tipo en no menos de 11 departamentos.
El martes fue inaugurado el Parque Eólico Maldonado, ubicado en la Sierra de los Caracoles en la Ruta 39, que fue adjudicado por UTE a la empresa R del Sur en el año 2011. Este emprendimiento, de 25 aerogeneradores, implicó una inversión de 100 millones de dólares y la energía generada será adquirida por UTE.
El presidente del ente, Gonzalo Casaravilla, participó en la inauguración junto con el presidente José Mujica y al referirse al potencial de generación de este parque y a las perspectivas de esta fuente de energía en los próximos años dijo que “este es un parque de 50 megavatios (MW), lo que significa la energía que consumen 50.000 hogares. De hecho, cuando a fin del año 2015 tengamos 1.000 MW instalados vamos a poder decir que la energía eólica es la que alimenta a todos los hogares del Uruguay y a todas las familias del Uruguay”.
Debe tenerse presente que el viernes anterior se había inaugurado en Tacuarembó el Parque Eólico Peralta, de la empresa Palmatir S.A., ubicado a la altura del km 275 de la Ruta 5 y que tiene el mismo potencial de generación que el de Maldonado.
UTE prevé que para fines de este año se podrán tener 811 megavatios disponibles de generación de energía eólica, contra los 52 megavatios que se pueden generar ahora por esta fuente, en tanto la empresa estatal prevé llegar en el primer semestre de 2015 a los 1.077 MW y a fines de ese año a los 1.159, aunque con relativa cautela en cuanto a poder alcanzar efectivamente a esta última cifra en el período señalado.
Todo indica que en el primer trimestre de este año quedarán operativos los parques eólicos en Florida y Lavalleja, además de los de Maldonado y Tacuarembó, lo que significa incorporar otros doscientos megavatios de energía al sistema interconectado, en un proceso de cambio de la matriz energética nacional que sin dudas representa una evolución respecto a épocas incluso bastante cercanas.
En este contexto se inscribe la fuerte incorporación de energías renovables, a lo que se agregará la disponibilidad de una nueva central térmica de ciclo combinado alimentada con gas natural a partir de la regasificadora de gas natural licuado.
Según autoridades de UTE, estas innovaciones permitirán reducir los costos de generación y por lo tanto las tarifas de electricidad a los clientes de la energía eólica, aunque fuentes del organismo aclararon que el perfil de incorporación de energía eólica por los diversos emprendimientos en curso, ya sea privados, asociación de UTE con la brasileña Electrobras, la UTE a través de sus inversiones presupuestales, el leasing operativo, entre otros, depende de varios factores y de acuerdo con los mismos es el resultado que tendrá la empresa estatal para el costo de abastecimiento de la demanda. El ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, recordó que nuestro país comenzó a trabajar en la transformación de la matriz energética desde 2005, debido a la convicción de que el modelo vigente no era sustentable. En 2008 se formuló la política energética que fue ratificada por los cuatro partidos políticos con representación parlamentaria en 2010.
Esta política incluye la modificación de la normativa e inversiones de empresas públicas y privadas que alcanzan los 7.000 millones de dólares, con el objetivo de dotar a la matriz energética de una mayor diversificación, más energías limpias, mayor soberanía y eficiencia y menor variabilidad.
La próxima incorporación de la regasificadora en Montevideo y las miras de alcanzar el 50 por ciento de las energías renovables en la matriz energética en 2016, son una buena noticia para un país que durante mucho tiempo –también eran otros tiempos, por cierto- dio la espalda a las posibilidades de incorporar energías limpias y renovables a la matriz, aunque la energía hidráulica ha sido un logro que data desde hace ya décadas y se estima que ya la red fluvial no da para nuevos grandes emprendimientos en esa área, con margen solo para eventuales pequeñas usinas hidroeléctricas focalizadas.
Claro, el lado oscuro de este escenario promisorio si lo comparamos con el de no hace muchos años es el elevado precio de las tarifas eléctricas, que son las más caras de América del Sur y la cuarta más elevada entre 28 países relevados en la región y el Caribe.
Y entre luces y sombras, a la vez de avanzarse auspiciosamente hacia el recambio de la matriz energética, la tarifa eléctrica cara implica un encarecimiento del costo país para los sectores que venden bienes y servicios, afectando fundamentalmente la competitividad para quienes exportan o compiten con productos de importación, a la vez de encarecer el costo de vida en la economía doméstica.
Aún así, es positivo que Uruguay avance con buen paso a la incorporación de energías renovables, con errores y aciertos en la aplicación de esta política de reconversión que al fin de cuentas conlleva evolucionar hacia un escenario menos incierto y sobre todo de menor vulnerabilidad en el escenario internacional, sobre todo respecto a vecinos como la Argentina, de dudosa confiabilidad, por decir lo menos.
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