Paysandú, Lunes 21 de Abril de 2014

Cuota de optimismo para el acuerdo Mercosur-UE

Opinion | 15 Abr Aún en medio de dificultades, cuatro países que integran el Mercosur avanzaron la semana anterior para concretar una oferta conjunta para un acuerdo de libre comercio (TLC) con la Unión Europea (UE) que el gobierno uruguayo espera que alcance al 90 por ciento del universo arancelario, de acuerdo a lo manifestado por fuentes de la Cancillería.
Es así que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay lograron aunar criterios para dar este paso que permite visualizar con mayor optimismo el futuro más o menos inmediato en cuanto a la inserción internacional de bloque a bloque con el acuerdo mercosuriano como protagonista, un aspecto que había quedado postergado durante más de veinte años, más precisamente desde su creación.
Según datos recogidos por El Observador, la lista acordada en principio prevé la eliminación de los aranceles de importación cobrados a los países del bloque de un 87 por ciento del volumen de comercio con los países del bloque europeo, el que podría llegar hasta el 90 por ciento, de acuerdo a lo evaluado por el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Mauro Borges.
Según fuentes de la cancillería uruguaya, el gobierno del presidente José Mujica considera que el objetivo sería llegar al 90 del universo arancelario, porque de esa forma se daría sentido a un consenso de esta envergadura cuando se concrete la instancia definitiva para firmar el Tratado.
Como hemos indicado en más de una oportunidad, desde hace más de una década se están dando marchas y contramarchas en la búsqueda de este acuerdo, sobre el que al principio se contaba con escasa receptividad en Brasil, más preocupado por proteger a su industria para vender dentro del Mercosur, y luego en perfilarse en forma solitaria para jugar en la cancha grande internacional. Pero la realidad terminó convenciendo a Itamaraty de que este partido era mucho más difícil de lo que podía imaginar, y que la tendencia mundial era formular acuerdos entre bloques, para potenciar oportunidades pero sobre todo para fortalecer las negociaciones respecto a la alternativa individual.
En cambio Argentina, defensora a ultranza de sus políticas proteccionistas, sobre todo durante la administración de los Kirchner, se había cerrado a cal y canto a este tipo de acuerdos, sin financiamiento internacional, por efectos del default, y con la premisa impostergable de obtener divisas en el intercambio comercial al no contar con aval para endeudarse. Ello explica que durante una década se haya fracasado sistemáticamente en la negociación entre ambas regiones, por cuanto también la intransigencia europea había hecho lo suyo, al negarse a desmantelar el gran esquema proteccionista de su producción agrícola, fundamentalmente.
Pero en la reunión del Mercosur que tuvo lugar el miércoles en Montevideo pudo concretarse un avance que permite ser más optimista en cuanto al armado de una propuesta que se planteará el 29 de este mes durante un nuevo encuentro en Montevideo.
Para alcanzar este consenso primario fue fundamental el cambio de posición de Argentina, en una vuelta de tuerca que sorprendió incluso al gobierno brasileño, contrariamente a lo que ocurría hasta fines de marzo, cuando la elaboración de una propuesta única chocaba con reparos del gobierno Buenos Aires, que mantenía su negativa a abrir su mercado.
El cambio de Buenos Aires fue de tal magnitud que incluso el ministro de Desarrollo brasileño dijo que “ellos son otros”, y el informe de los negociadores se centra en que el gobierno argentino habría evaluado finalmente el grado de importancia de un acuerdo con la Unión Europea y que no pueden seguir navegando solos en el concierto internacional, sobre todo cuando el Ministerio de Economía del vecino país está dando por ahora pasos, aunque insuficientes, para llegar a un acuerdo con acreedores y recobrar al menos parcialmente el crédito internacional.
Todo indica que finalmente hay disposición de los dos grandes del acuerdo del bloque del Cono Sur Latinoamericano, es decir Argentina y Brasil, para de alguna forma relanzar el acuerdo como forma de suplir la caída de las preferencias arancelarias del Sistema General de Preferencias europeo, y así incorporar nuevos mecanismos para el ingreso de la producción de la región en el Viejo Continente. Uno de los sectores beneficiarios, entre muchos otros, sería el de los cítricos, cuya gran producción se da en Salto y Paysandú y que han pasado a pagar el 16 por ciento de arancel, en tanto países competidores que tienen acuerdo comercial con la Unión Europea ingresan sin impuestos. Pero asimismo intervienen factores como el intento de algunos países europeos de desmantelar por lo menos parcialmente sus subsidios al agro, debido a las dificultades fiscales por la crisis que todavía se extiende por la mayor parte de la UE, generando oportunidades para el ingreso de producciones primarias sudamericanas, que tienen ventajas comparativas.
Estos elementos hacen que pueda evaluarse con un grado mayor de optimismo, o por lo menos con menos escepticismo, el desenlace de estas negociaciones que el panorama que se vivía hasta hace pocos meses e incluso semanas.


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